A pesar de lo que he escrito, sigo creyendo por entero en las personas,  en la humanidad.
Nos preocupa la crisis, ¿pero qué crisis? La crisis bursátil, la crisis  económica,del turismo, de la construcción…. 
Todas ellas me parecen muy débiles casi irrisorias, ante la crisis que  verdaderamente me preocupa y creo nos debe preocupar a todos. 
Respeto, honestidad, compañerismo, comunicación, vergüenza,  responsabilidad, convivencia, solidaridad, tolerancia, humildad…… 
¿Hay crisis más profunda que la crisis personal, crisis de valores,  crisis de la sociedad en general? Y esta crisis no es una moda, no es  flor de un día, no parece que sea pasajera, pues lleva con nosotros ya  muchos años instalada. Otra cosa es que no lo veamos o no queramos  verlo. Porque también puede ser eso, una estrategia, en este caso la  estrategia del avestruz, meter la cabeza en un agujero y cerrar los ojos  al mundo, cerrar las ventanas a la cruda realidad, no querer darnos  cuenta de lo que en realidad está sucediendo lenta pero insidiosamente,  como una gangrena, gangrena que va poco a poco destrozando la sociedad,  insensibilizándola, endureciéndola y haciéndole mirar a otro lado, ante  la pérdida de una serie de valores que de siempre han sido los pilares  que han sustentado la sociedad y que podríamos enumerar, pero creo que  es mejor reflexionar que enumerar, cosa que cualquiera puede hacer,  reflexionar sobre ello, porque esos valores están todavía dentro de  nuestras cabezas y de nuestros corazones. Aunque estén recubiertos de  polvo y olvidados en el desván de nuestra mente, sólo es cuestión de  pasarle un trapo y sacarle brillo. 
Esto si que está en crisis profunda, que a veces nos lleva a no  inmutarnos por nada, a que nada nos atormente, a que todo se arreglará, a  que cada cual aguante su vela, a no meternos en la vida de los demás, a  que nada sepan de mi vida aunque viva puerta con puerta. Y así podría  continuar con una lista interminable de desaciertos y desatinos  incomprensibles que nos abocan a que a nadie le importe si oye gritar a  su vecina y pedir auxilio, o si vemos a unos niños insultando y pegando a  otro en la calle, o que nos quedemos en meros comentarios superficiales  y morbosos cuando un niño/a se tira desde un balcón, sin preguntarnos  que implicación, que responsabilidad tiene la sociedad en general en  esos hechos, que implicación tenemos nosotros como miembros de la  sociedad en esos hechos, que podemos hacer para cambiar esos hechos.  Reflexionando de forma adulta y madura y no escondiendo la cabeza como  el avestruz una vez pasada la movida mediática del momento. 
Ahora estamos muy afectados por la crisis económica, cuando la mayor  parte de la población mundial sufre esta crisis continuamente, desde que  nacen hasta que mueren. Corren chorros de tinta sobre esta crisis,  infinidad de programas dedican todo su tiempo a la crisis por la que  pasamos. Pero nadie habla de la “megacrisis del alma social” o alma de  la sociedad, de esta sociedad en la que estamos inmersos, sociedad que  está seca, que está muriendo poco a poco. 
¿Y que será de ella cuando ya no tenga alma? 
Cuando el alma colectiva ya no exista, cuando no tengamos ya ningún  referente ¿Qué será de nuestras solitarias almas individuales? Pues  sencillamente, cada una irá a lo suyo, será una guerra solitaria del ser  contra el ser, ni padres, ni hijos, ni amigos. 
No quiero pensar que sea así.... me niego rotundamente a ello....