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martes, 13 de julio de 2010

116. Playas de Asturias con Bandera Azul 2010


Playa de la Franca (Ribadedeva) – Barro (Llanes) – Las Cámaras (Llanes) – Toró (Llanes) – El Sablón (Llanes) – Rodiles (Villaviciosa) – La Palmera (Carreño) – Luanco (Gozón) – Salinas (Castrillón) – Los Quebrantos (Soto del Barco) – Aguilar (Muros de Nalón) – San Pedro de Bocamar (Cudillero) – La Concha de Artedo (Cudillero) – Otur (Valdés) – Salinas (Valdés) – Cueva (Valdés) – Cadavedo (Valdés) – Penarronda (Castropol) – Arnao (Castropol).

Este nuevo álbum, de gran belleza natural, se lo dedico al inepto y viajero con el dinero de todos Presidente de Asturias Sr. Areces, para que sepa dónde puede bañarse con alta calidad medioambiental, después de que en las próximas elecciones autonómicas, las urnas le jubilen para siempre.



La Playa La Franca, Ribadedeva (Bandera Azul 2010), es la primera de mi selección de arenales de Asturias y también la más oriental; casi en el límite con Cantabria, de arena fina, aguas puras y con poco peligro. Tiene una longitud a media marea de 280 metros, al estar rodeada de los acantilados de Santiuste y Pimiango, además de la desembocadura del limpio río Cabra, la convierten en un rincón mágico y acogedor. Les recomiendo siempre que madruguen, lleven bocatas, fruta y bebidas para no desperdiciar el tiempo y disfrutar al máximo de la naturaleza Astur. Acceso Km. 286 N-634. GPS: 43ª 23' 32" Norte & 4º 34' 40" Oeste. Con todo tipo de servicios. Nuestras Playas tienen en invierno una increíble y serena belleza que nos atrae para que andemos sobre ellas más si cabe que en el verano. (Foto de Invierno)





Foto de invierno de la playa de La Franca, bandera azul 2010. Es la más oriental de las 19 que atesora el litoral asturiano.





La Playa de Toró, Bandera Azul 2010, está en las afueras de Llanes, desviándose a la izquierda al entrar en la ciudad desde la N-634 o A-8. Es una playa sin peligro y con una naturaleza espectacular. Vayan pronto pues al ser muy familiar siempre tiene alta ocupación. Mi recomendación es que reserven con tiempo mesa en la terraza del Mirador de Toró, Tel 985 400 882 y que prueben sus fideos con almejas o mariscos con arroz de su cetárea, no olviden también otro día comer en Sidrería-Restaurante el Cuera, tel. 985 400 054 o en Restaurante el Jornu en Pancar a las afueras de Llanes, tel. 985 401 615, entre otros que recomiendo en mi guía. GPS: 43º 24' 59" Norte & 4º 44' 41" Oeste.





Playa de Toró (Bandera Azul 2010), Llanes. Al fondo Los Cubos de la Memoria de A. Ibarrola.





Playa de Toró, Llanes (Bandera Azul 2010), a 55' de Gijón.





La playa de El Sablón (Bandera Azul 2010) en pleno centro de Llanes está muy cerca de su muralla y torreón medieval y de la joya plateresca que es el Retablo Mayor de la basílica de Santa María (s. XV y XVI).





La playa urbana de El Sablón, Bandera Azul 2010, está en pleno centro medieval de la Villa ballenera de Llanes, capital turística del Oriente de Asturias. La foto les muestra la impoluta calidad de sus aguas.





La Playa Las Cámaras-Palombina, Bandera Azul 2010, es el familiar arenal en el que disfrutan los vecinos de bello pueblo costero de Celorio-Llanes. La foto está tomada con pleamar y algo de oleaje desde un pequeño espigón donde se amarran las embarcaciones deportivas.





La Playa de Palombina-Las Cámaras (Bandera Azul 2010) está en Celorio (Llanes), salida 307 (Balmori-Celorio-Porrúa) o desde Llanes a 5 Km. por la carretera AS-263. GPS: 43º 25' 51" Norte & 4º 48' 32" Oeste, es poco peligrosa, amplia, familiar, con todo tipo de servicios, sólo repetirles que madruguen y así disfrutarán mucho más.





La Playa de Barro (Bandera Azul 2010) cuenta con todo tipo de servicios y es superprotegida. El GPS de su amplio parking es 43º 26' 9'' Norte & 4º 49' 30'' Oeste . Al haber varios establecimientos hoteleros con nivel junto a la playa no deben preocuparse del avituallamiento, o alojarse en el Hotel Miracielos que recomiendo en mi guía de Hoteles y está muy cerca de la playa, para así no tener problemas de parking. El arenal mantiene en Pleamar unas muy buenas medidas y su borde del mar es ideal para dar fantásticos paseos.





Playa de Barro (Bandera Azul 2010), Llanes, a 45' de Gijón.





La Playa de Barro, Bandera Azul 2010, es una de las más protegidas del oleaje de la privilegiada costa Llanisca. Tiene multitud de servicios hosteleros próximos y al ser tan bella y segura, sus hijos se podrán bañar sin casi ningún riesgo. Es recomendable llegar temprano pues tiene muchos admiradores.





La reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa forma con la colindante playa de Rodiles (Bandera Azul 2010) uno de los conjuntos turístico-ecológicos más importantes de España. Visiten el centro de interpretación de la Ría, en el km. 4,1 de Villaviciosa a El Puntal y anden junto al mar recorriendo esta emblemática playa, sentirán junto a ustedes las pisadas de los dinosaurios en esta costa jurásica. Otro de los regalos del Jurásico es el azabache con el que los artesanos crean unas joyas que desde el medievo compraban todos los peregrinos a Santiago. La ruta del azabache entre el Puerto de Tazones y la aldea de Oles nos recuerda que los yacimientos más importantes del mundo de árboles petrificados en la época del Jurásico y convertidos en el durísimo lignito llamado azabache, están en el concejo de Villaviciosa; les recomiendo comprar alguna de estas joyas a las que desde siempre se les atribuyó poderes mágicos y protectores.





Playa de Rodiles (Villaviciosa) Bandera Azul 2010, a 23' de Gijón.





Playa de Rodiles (en Villaviciosa), Bandera Azul 2010. GPS: 43º 31' 55'' Norte & 5º 22' 41'' Oeste.





La Playa de Rodiles (Bandera Azul 2010).





La Playa de Rodiles (Bandera Azul 2010) como ven (en la foto de invierno) está bordeada al Oeste por la Ría de Villaviciosa que es un espacio protegido como Reserva Natural Parcial. Además de unas bellísimas playas interiores que harán la delicia de los niños como la Playa de Misiego al Este, o la Playa del Puntal al Oeste, los 7 Km. de amplia Ría hasta la histórica población de Villaviciosa atesoran entre otros muchos valores ecológicos, unas almejas o unas navajas o muergos, que son delicias gastronómicas; sin olvidar que en los aledaños de la Ría está la visitable y famosísima fábrica de Sidra el Gaitero. (Foto de Invierno)





Playa y ría de Rodiles (Villaviciosa) Bandera Azul 2010. A 23' de Gijón.





Playa de La Palmera o de Candás (Bandera Azul 2010), a 9' de Gijón. No olviden comprar las marañuelas, postre típico de Candás y que hacen también muy ricas en Luanco. En los aledaños de su puertecito pesquero prueben unas deliciosas sardinas del Cantábrico astur a la plancha, con una botellina de sidra escanciada a mano. Candás es un pueblecito de postal que no olvidaran fácilmente.





La Playa de Luanco o de Santa Marina (Bandera Azul 2010) es un cuidadísimo arenal, en un pueblecito marinero precioso, Luanco lo mismo que su vecina Candás son dos rincones turísticos de postal. La Playa sólo tiene un pequeño problema que es su alta ocupación y que aparcar en Luanco es difícil en pleno verano. La solución es alojarse en cualquiera de los hoteles de mi guía e ir relajadamente andando a la playa, madrugando un poco. Les recomiendo que recorran la Senda Litoral hasta la Playa de Bañugues, coman en los restaurantes que les indico y prueben y compren "Marañuelas" dulce típico de Candás, pero que también las hacen muy ricas en Luanco. GPS: 43º 37' 9" Norte & 5º 47' 19" Oeste.





La Playa del Espartal (Castrillón) está ubicada a continuación de la larguísima Playa de Salinas (Bandera Azul 2010) en su zona oriental y cerca de San Juan de Nieva, al final del borde occidental de la entrada a la Ría de Avilés. Por sus bellísimas dunas blancas y grises fue declarada Monumento Natural; es un lugar digno de contemplar. Tiene una longitud de 500 metros y el grado de peligrosidad de sus aguas es muy alto, sean cuidadosos en sus baños. GPS: 43º 35' 7" Norte & 5º 56' 25" Oeste. (Foto de Invierno)





Playa de Salinas (cerca de Avilés), Bandera Azul 2010, es un amplio arenal situado muy cerca de Avilés que tiene una longitud de 2.200 metros, se une a la Playa del Espartal y es perfecta para caminar y tomar el sol, la zona menos peligrosa de la playa es la Occidental que recojo en la foto junto al Museo de Anclas del Cabo La Peñona. GPS: 43º 34' 38'' Norte & 5º 57' 58'' Oeste. Les recomiendo apasionadamente que reserven mesa y coman en el Rest. Real Balneario, tel. 985 518 613, soy un admirador acérrimo del buen hacer culinario de la familia Loya desde hace muchos años. Las vistas desde el comedor son idílicas, pero su cocina es cada día más increíble, ellos son otro Monumento Natural de la Playa de Salinas (Bandera Azul 2010), y yo no acostumbro a regalar nunca mis adjetivos.





La Playa de Salinas es la emblemática Bandera Azul del concejo de Castrillón que en días de oleaje, muestra su increíble y salvaje belleza natural.





El Mirador y área recreativa de Monteagudo se encuentra a 340 m. de altitud y a 3,2 Km. de la aldea de Indianos de Somao que está a 1 Km. de Muros del Nalón; donde vive la abuela granjera, María Jesús, según la llaman sus nietos Pepe e Inés, que flipan con su huerta experimental. GPS: 43º 31' 29" Norte & 6º 6' 14" Oeste.Las vistas de los meandros del angulero y salmonero río Nalón son sencillamente apabullantes. A la izquierda de la foto se ven algunas casas de barrios periféricos de Muros del Nalón, debajo, el puerto de San Esteban de Pravia desde donde muchos niños de la zona emprendieron la aventura de intentar hacer fortuna en Ultramar, dando origen a los Indianos como les contaré en fotos posteriores. En la parte oriental de la ría San Juan de la Arena, la playa de Los Quebrantos (Bandera Azul 2010) que con el Playón de Bayas, Monumento Natural, en el Concejo de Castrillón, forman la playa más larga de Asturias, 3,5 Km. Y más al fondo, la isla de La Deva, también Monumento Natural, que es la más grande de Asturias y refugio protegido de innumerables especies de aves migratorias. He tardado en incluir el Mirador de Monteagudo en mis álbumes, pues mi cuñada María Jesús no quiere que se llenen los aledaños de Muros del Nalón de excesivos visitantes; pero yo, sintiéndolo, no he podido hurtarles a Vdes., mis fans, esta inconmensurable belleza paisajística que recoge esta imagen de la ría del Nalón.





La Playa de los Quebrantos (Bandera Azul 2010) tiene una longitud de 900 metros. Su parking es amplio y tiene todo tipo de servicios. Se accede por la A-8 salida 428 (Soto del Barco-Pravia) en la rotonda diríjanse a San Juan de la Arena y en 5,5 Km. llegarán a la Playa. En la foto de invierno se aprecia que está unida a la desembocadura del Salmonero y Angulero río Nalón. Es toda una experiencia andar 3 Km. sobre suaves e impolutas arenas grises hasta el Playón de Bayas que está al fondo de la foto. Si estuviera la mar revuelta sean cuidadosos con su baño. En San Juan de la Arena recomiendo varios buenos restaurantes. GPS: 43º 33' 48" Norte & 6º 3' 53" Oeste.





La Playa de los Quebrantos (Bandera Azul 2010). GPS: 43º 33' 48" Norte & 6º 3' 53" Oeste.





Playa de Aguilar (en Muros del Nalón), Bandera Azul 2010, es una bellísima e impoluta playa situada a 2 Km. de Muros de Nalón. Acceso desde A-8 por salida 432 (Muros de Nalón-Luarca), en la rotonda en 500 metros por AS-317, llegarán a Muros y a la izquierda verán la señal que nos dirige a la Playa. GPS: 43º 33' 16'' Norte & 6º 7' 0'' Oeste. Antes de ir a esta playa deben de mirar en Ayudas al Viajero de mi web los horarios de las mareas, ya que en Pleamar queda muy poca arena donde tomar el sol y siempre, al ser tan buena playa, tiene muchos visitantes y poco espacio para tantos admiradores. La foto que les muestro es en Bajamar. Los Restaurantes más próximos recomendables previa reserva de mesa son: Rest. Casa Zoilo ''El Parador'' en Muros de Nalón, tel. 985 583 277, el Rest. Hotel Azpiazu en la misma playa, tel. 985 583 210 y el Rest. El Pescador en El Pito (Cudillero), tel. 985 290 937. Es también el principio o fin de una suave Ruta costera de 4,5 km., hasta el mirador del Espíritu Santo, sobre el salmonero y angulero río Nalón. Su recorrido les permitirá ver o bañarse en las salvajes y maravillosas calas de Cazonera, Las Llanas y Xilo, la más próxima a la de Aguilar. Tienen otra foto de esta playa en el álbum 45.





La Playa de Aguilar (Bandera Azul 2010), a 2 Km. de Muros de Nalón.





Esta increíble visión de la Concha de Artedo, nueva playa Bandera Azul 2010, la podrán saborear desde su mesa del Restaurante Hotel Mariño, tel. 985 590 186, http://www.concha-artedo.com/. El curadillo es un pez de la familia de los tiburones o escualos, que una vez secado al sol, se prepara con él un guiso de gran tradición y antigüedad de la villa marinera de Cudillero. La Cofradía del Curadillo, tiene su sede en Casa Mariño y en Navidades y Semana Santa, lo incluyen en su creativa carta de la que les recomiendo que prueben: la merluza del pincho de Cudillero con salsa de oricios o erizos de mar, el virrey a la espalda y el inigualable mero del Cantábrico, sin olvidar, de entrada, las croquetas de cigala y alga palmaria que se cultiva en La Concha de Artedo y la ensalada de pulpo del pedreru con virutas de queso Afuega'l Pitu rojo.





Les recuerdo los accesos para llegar a la maravilla medioambiental de la especial Playa de La Concha de Artedo. Salida 441 de la A-8, Lamuño-Salamir y luego por la carretera local CU-6 vayan hasta el nuevo aparcamiento de la playa. Desde la plaza de la aldea de Lamuño, GPS: 43º 33’ 11” Norte & 6º 12’ 2” Oeste, sale una carreterina muy estrecha, que les recomiendo hagan andando, si quieren hacer esta foto en que les muestro la Playa desde el Oeste. Hay una sencilla pero limpia pensión llamada Casa Miguel, tel. 985 596 350, con cuatro habitaciones dobles sobre esta bellísima playa, el lujo son las vistas, la tranquilidad y lo insólito del rincón para buscadores de la paz natural y además hacen una excelente cocina marinera con platos de marisco por encargo. Como hay poco aparcamiento y la carreterina se las trae para dar la vuelta, si su coche es grande ni se les ocurra bajar con él, vayan al nuevo aparcamiento de la Playa y anden 600 m. por una senda señalizada a la izquierda del río Uncín hasta la Pensión de Miguel. La playa es utilizable preferentemente en bajamar, ya que cuando sube la marea, cubre la fina arena de piedrecitas que harán las delicias de sus hijos pequeños y quedan los gruesos e incómodos cantos rodados, que impiden su acceso a personas con minusvalías y si el mar está brava, por su peligro, absténganse de bañarse y háganlo con su mirada.





La Playa de San Pedro de la Ribera (Cudillero), Bandera Azul 2010. Tiene 450 m. de longitud, con todo tipo de servicios. Se accede a ella por dos lugares. Si vienen del Este, salgan de la N-632 como les indico en la foto de la Playa anterior de Oleiros, por CU-6, hacia Lamuño, Salamir y La Tejera y en 7 Km. desde la salida se situarán en esta idílica playa. Si vienen del Occidente por la E-70/N-632 tomen la salida Soto de Luiña-Oviñana-Valdredo-Albuerne y cuando lleguen a Soto de Luiña a 1,7 Km. desde la salida verán la carretera a la playa señalizada a la izquierda. GPS: 43º 34' 40" Norte & 6º 13' 18" Oeste. En Rest. Marisquería La Cueva de Oviñana, tel. 985 596 249 deberán comer previa reserva de mesa, hora y lo que quieren pedir, para no esperar mucho, ya que tienen muchos clientes. El arroz con bogavante de cetárea propia es uno de sus platos estrella, o mariscos y pescados del Mar Cantábrico, excepto que prefieran comer de bocata en la playa para aprovechar más el sol y el mar. (Foto de invierno)





La Playa de Cadavedo (Bandera Azul 2010) tiene una longitud de 400 metros y está en el concejo de Valdés. GPS: 43º 33' 5" Norte & 6º 22' 18" Oeste. Se accede por la E-70/A-8, salida 457 (Cortina-Cadavedo) y por la N-632, hacia Cadavedo. La visita a la Ermita-Mirador de la Virgen de la Regalina les brindará la bella imagen de la foto de la playa y de la acantilada y Protegida costa Vaqueira.





La Playa de Cueva (Bandera Azul 2010) está en un amplio y cómodo arenal de 550 metros de longitud, situado en Caroyas (Valdés) y forma parte del Paisaje Protegido de la Costa Occidental, en ella desemboca el salmonero río Esva cuyas bellas hoces recomiendo visitar en el álbum nº 27 de mi web. En Bajamar se forman pequeños charcos de agua, que harán las delicias de sus niños, sean cuidadosos si el mar está revuelto. GPS: 43º 32' 44" Norte & 6º 28' 23" Oeste. Se accede por E-70/A-8 salida 462 (Canero-Queruas-Busto) y a 2,2 Km. en la rotonda de Canero, tomen la N-634 dirección hacia Luarca y a 3,5 Km. antes de llegar a Caroyas verán la playa. (Foto de invierno). Restaurante muy recomendado, La Panera, tel. 985 470 561, con una sorprendente cocina de raíces catalanas que les encantará.





La Playa de Salinas o 3ª de Luarca es la nueva bandera azul del Concejo de Valdés. La foto está tomada desde su cementerio, que es uno de los más bonitos de España. La Villa Blanca tiene uno de los puertos pesquero-deportivo más protegido de Asturias y con gran calidad medioambiental como lo demuestra su nuevo galardón Comunitario. Al ser una playa urbana la ocupación lógicamente es alta, por lo que es recomendable madrugar, después de alojarse en alguno de sus buenos hospedajes, para vivir de cerca su embrujo histórico, su acogedor ambiente y saborear su excelente gastronomía marinera.





La Playa de Otur (Bandera Azul 2010), concejo de Valdés, se accede a los 600 m. del arenal por la N-634, Km. 510 nada más pasar Otur, dirección Navia-Tapia. Desvío a la derecha y a 1 Km. por una carretera un poco estrecha encontrarán el parking de la playa. GPS: 43º 33' 8" Norte & 6º 35' 48" Oeste. Restaurante muy recomendado en Otur, Casa Consuelo, tel. 985 641 696, www.casaconsuelo.com (Foto de Invierno)





Playa de Otur (en Valdés), Bandera Azul 2010.





La Playa de Penarronda (Bandera Azul 2010), del concejo de Castropol es Monumento Natural por los innumerables valores ecológicos de sus dunas y tiene 700 m. de longitud. Con todo tipo de servicios y amplio parking. GPS: 43º 33' 6" Norte & 6º 59' 52" Oeste. Les recomiendo que accedan a la misma desde Serantes N-634 Km. 546,5 por la carretera local TC-3 visitando antes las Playas de Serantes, Mexota y Santa Gadea que está sólo a 500 metros de la de Penarronda o Peñarronda. La Playa de Santa Gadea tiene una foto en el álbum nº 30 y aunque en Pleamar casi no tiene playa (que es de piedrecitas), deben darse un baño en sus protegidas e impolutas aguas. La entrada desde Castropol-Figueras es desde la aldea de Barres por CP-2 que pasa por un tunel debajo de la N-634. Deben probar la cocina de los Restaurantes Peñalba, de Figueras, tel. 985 636 166 y Casa Vicente en Castropol, tel. 985 635 051, buenísimos los dos.





Playa de Penarronda (Bandera Azul 2010), Castropol.





La Playa de Arnao en Castropol (Bandera Azul 2010) es la maravilla natural más occidental de Asturias junto al Mar Cantábrico. Se accede a ella desviándose 200 m. antes de cruzar el puente de Los Santos sobre la ría del Eo, Reserva de la Biosfera compartida con la comarca de los Oscos. Tiene un amplio parking. GPS: 43º 32' 57" Norte & 7º 1' 13" Oeste. Es recomendable que visiten su fino arenal grisáceo preferentemente en bajamar, pudiendo andar por la playa más de 400 m. ya que en pleamar queda muy reducida, pudiendo tomar el sol en cualquiera de las dos áreas recreativas próximas. La más alejada está a 700 m. y tiene bancos y barbacoas bajo un delicioso pinar. La playa de Penarronda (Bandera Azul 2010) está sólo a 3 Km., es monumento natural y tiene un amplísimo solarium. Les recomiendo si quieren disfrutar de ambas playas que se alojen en www.penarrondaplaya.es hotel rural guapísimo. El alma mater de este hotelito, Ana Rodríguez, practica una cocina con raíces que deben probar en el restaurante El Castelo, de acceso público, aunque no estén alojados. Prueben el pote, la fabada, el jamón asado al vino, la carne guisada con guisantes y patatas, los callos caseros y la tarta de manzana o el arroz con leche con un toque muy personal.





La Playa de Arnao en Castropol (Bandera Azul 2010). GPS: 43º 32' 57" Norte & 7º 1' 13" Oeste.
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FRASES FAMOSAS

"No es tarea fácil dirigir a los hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo". (Rabindranath Tagore).

"Amamos lo bello, pero permanecemos siendo sencillos", (Pericles).

"Amamos lo bello, pero permanecemos siendo sencillos", (Pericles).

El amor es el principio de todo, la razón de todo, el final de todo...(Lacordaire).

¡¡LOS ESPEJOS de Jorge Luis Borges.

Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos.

Sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo,
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita.

Y ante la superficie silenciosa
del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura
de un vago mármol o una vaga rosa.

Hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.

Espejos de metal, enmascarado
espejo de caoba que en la bruma
de su rojo crepúsculo disfuma
ese rostro que mira y es mirado.

Infinitos los veo, elementales
ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales.

Prolongan este vano mundo incierto
en su vertiginosa telaraña;
a veces en la tarde los empaña
el hálito de un hombre que no ha muerto.

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.

Todo acontece y nada se recuerda
en esos gabinetes cristalinos
donde, como fantásticos rabinos,
leemos los libros de derecha a izquierda.

Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
no sintió que era un sueño hasta aquel día
en que un actor mimó su felonía
con arte silencioso, en un tablado.

Que haya sueños es raro, que haya espejos,
que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.

Dios (he dado en pensar) pone un empeño
en toda esa inasible arquitectura
que edifica la luz con la tersura
del cristal y la sombra con el sueño.

Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
Y vanidad. Por eso nos alarman.

Jorge Luis Borges.

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AMABLE NATURALEZA del otoño de VIVALDI


SIEMPRE NERUDA¡¡




poema I

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.



Poema II


En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.

Muda, mi amiga,
sola en lo solitario de esta hora de muertes
y llena de las vidas del fuego,
pura heredera del día destruido.

Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro.
De la noche las grandes raíces
crecen de súbito desde tu alma,
y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas,
de modo que un pueblo pálido y azul
de ti recién nacido se alimenta.

Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava
del círculo que en negro y dorado sucede:
erguida, trata y logra una creación tan viva
que sucumben sus flores, y llena es de tristeza.


Poema III


Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre, en ti la tierra canta!

En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.

En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
y eres tú con tus brazos de piedra transparente
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.

Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante y muriendo!
Así en horas profundas sobre los campos he visto
doblarse las espigas en la boca del viento.


Poema IV


Es la mañana llena de tempestad
en el corazón del verano.

Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.

Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.

Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
como una lengua llena de guerras y de cantos.

Viento que lleva en rápido robo la hojarasca
y desvía las flechas latientes de los pájaros.

Viento que la derriba en ola sin espuma
y sustancia sin peso, y fuegos inclinados.

Se rompe y se sumerge su volumen de besos
combatido en la puerta del viento del verano.


Poema V


Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


Poema VI


Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.




Poema VII

INCLINADO en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un
náufrago.
Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.
Solo guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.
Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.
Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.


Poema VIII

Abeja blanca zumbas --ebria de miel en mi alma
y te tuerces en lentas espirales de humo.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.
Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última.
En mi tierra desierta eres tú la última rosa.
Ah silenciosa!
Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.
Tienes ojos profundos donde la noche alea.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.
Se parecen tus senos a los caracoles blancos.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.
Ah silenciosa!
He aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa !


Poema IX

Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
torcido hacia la muerte del delgado día,
cimentado en el solido frenesí marino.
Pálido y amarrado a mi agua devorante
cruzo en el agrio olor del clima descubierto.
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada espuma.
Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.
Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
locamente cargado de eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicándose en mí.
Aguas arriba, en medio de las olas externas,
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
rápido y lento en la energía subceleste.


Poema X

Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué genes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.


Poema XI

Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas
la mitad de la luna.
Girante, errante noche, la cavadora de ojos.
A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.
Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye.
Fragua de metales azules, noches de las calladas luchas,
mi corazón da vueltas como un volante loco.
Niña venida de tan lejos, traída de tan lejos,
a veces fulgurece su mirada debajo del cielo.
Quejumbre, tempestad, remolino de furia,
cruza encima de mi corazón, sin detenerte.
Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu raíz soñolienta.
Desarraiga los grandes árboles al otro lado de ella.
Pero tú, clara niña, pregunta de humo, espiga.
Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas.
Detrás de las montañas nocturnas, blanco lirio de incendio,
allá nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas.
Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos,
es hora de seguir otro camino, donde ella no sonría.
Tempestad que enterró las campanas, turbio revuelo de tormentas
para qué tocarla ahora, para qué entristecerla.
Ay seguir el camino que se aleja de todo,
donde no está atajando la angustia, la muerte, el invierno,
con sus ojos abiertos entre el rocío.


Poema XII

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.


Poema XIII

He ido marcando con cruces de fuego
el atlas blanco de tu cuerpo.
Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.
En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.
Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,
muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.
Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.
El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.
Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.
La soledad cruzada de sueño y de silencio.
Acorralado entre el mar y la tristeza.
Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.
Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.
Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.
Así como las redes no retienen el agua.
Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.
Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.
Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.
oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.
Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco.
Triste ternura mía, qué te haces de repente?
Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
mi corazón se cierra como una flor nocturna.


Poema XIV

Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.


Poema XV

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía;
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


Poema XVI

(Paráfrasis a R. Tagore)
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
Cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.
En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.


Poema XVII

Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes, enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías, molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.
Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.
Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.
Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quién llama? Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad.
hora mía entre todas!
Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.
Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.
Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú, quién eres?


Poema XVIII

Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
Se descine la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma esta húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.


Poema XIX

Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.
Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.
Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.
Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.


Poema XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


La Canción Desesperada



Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio !
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra.
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en el cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado.

HOMENAJE A PABLO NERUDA EN SU ADNIVERSARIO


Simplemente disfruten estas bellas palabras
 

Soneto I

Matilde, nombre de planta o piedra o vino,
de lo que nace de la tierra y dura,
palabra en cuyo crecimiento amanece,
en cuyo estío estalla la luz de los limones.
En ese nombre corren navíos de madera
rodeados por enjambres de fuego azul marino,
y esas letras son el agua de un río
que desemboca en mi corazón calcinado.
Oh nombre descubierto bajo una enredadera
como la puerta de un túnel desconocido
que comunica con la fragancia del mundo!
Oh invádeme con tu boca abrasadora,
indágame, si quieres, con tus ojos nocturnos,
pero en tu nombre déjame navegar y dormir.





Soneto II

Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aún la primavera.
Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos de otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.
Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones
tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombres y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los claveles.



 

Soneto III

Aspero amor, violeta coronada de espinas,
matorral entre tantas pasiones erizado,
lanza de los dolores, corola de la cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada?
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,
mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.



 

Soneto IV

Recordarás aquella quebrada caprichosa
a donde los aromas palpitantes treparon,
de cuando en cuando un pájaro vestido
con agua y lentitud: traje de invierno.
Recordarás los dones de la tierra:
irascible fragancia, barro de oro,
hierbas del matorral, locas raíces,
sortílegas espinas como espadas.
Recordarás el ramo que trajiste,
ramo de sombra y agua con silencio,
ramo como una piedra con espuma.
Y aquella vez fue como nunca y siempre:
vamos allí donde no espera nada
y hallamos todo lo que está esperando.



 

Soneto V

No te toque la noche ni el aire ni la aurora,
sólo la tierra, la virtud de los racimos,
las manzanas que crecen oyendo el agua pura,
el barro y las resinas de tu país fragante.
Desde Quinchamalí donde hicieron tus ojos
hasta tus pies creados para mí en la Frontera
eres la greda oscura que conozco:
en tus caderas toco de nuevo todo el trigo.
Tal vez tú no sabías, araucana,
que cuando antes de amarte me olvidé de tus besos
mi corazón quedó recordando tu boca
y fui como un herido por las calles
hasta que comprendí que había encontrado,
amor, mi territorio de besos y volcanes.



 

Soneto VI

En los bosques, perdido, corté una rama oscura
y a los labios, sediento, levanté su susurro:
era tal vez la voz de la lluvia llorando,
una campana rota o un corazón cortado.
Algo que desde tan lejos me parecía
oculto gravemente, cubierto por la tierra,
un grito ensordecido por inmensos otoños,
por la entreabierta y húmeda tiniebla de las hojas.
Pero allí, despertando de los sueños del bosque,
la rama de avellano cantó bajo mi boca
y su errabundo olor trepó por mi criterio
como si me buscaran de pronto las raíces
que abandoné, la tierra perdida con mi infancia,
y me detuve herido por el aroma errante.



 

Soneto VII

"Vendrás conmigo" dije -sin que nadie supiera
dónde y cómo latía mi estado doloroso,
y para mí no había clavel ni barcarola,
nada sino una herida por el amor abierta.
Repetí: ven conmigo, como si me muriera,
y nadie vio en mi boca la luna que sangraba,
nadie vio aquella sangre que subía al silencio.
Oh amor ahora olvidemos la estrella con espinas!
Por eso cuando oí que tu voz repetía
"Vendrás conmigo" -fue como si desataras
dolor, amor, la furia del vino encarcelado
que desde su bodega sumergida subiera
y otra vez en mi boca sentí un sabor de llama,
de sangre y de claveles, de piedra y quemadura.



 

Soneto VIII

Si no fuera porque tus ojos tienen color de luna,
de día con arcilla, con trabajo, con fuego,
y aprisionada tienes la agilidad del aire,
si no fuera porque eres una semana de ámbar,
si no fuera porque eres el momento amarillo
en que el otoño sube por las enredaderas
y eres aún el pan que la luna fragante
elabora paseando su harina por el cielo,
oh, bienamada, yo no te amaría!
En tu abrazo yo abrazo lo que existe,
la arena, el tiempo, el árbol de la lluvia,
y todo vive para que yo viva:
sin ir tan lejos puedo verlo todo:
veo en tu vida todo lo viviente.



 

Soneto IX

Al golpe de la ola contra la piedra indócil
la claridad estalla y establece su rosa
y el círculo del mar se reduce a un racimo,
a una sola gota de sal azul que cae.
Oh radiante magnolia desatada en la espuma,
magnética viajera cuya muerte florece
y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
sal rota, deslumbrante movimiento marino.
Juntos tú y yo, amor mío, sellamos el silencio,
mientras destruye el mar sus constantes estatuas
y derrumba sus torres de arrebato y blancura,
porque en la trama de estos tejidos invisibles
del agua desbocada, de la incesante arena,
sostenemos la única y acosada ternura.




 

Soneto X

Suave es la bella como si música y madera,
ágata, telas, trigo, duraznos transparentes,
hubieran erigido la fugitiva estatua.
Hacia la ola dirige su contraria frescura.
El mar moja bruñidos pies copiados
a la forma recién trabajada en la arena
y es ahora su fuego femenino de rosa
una sola burbuja que el sol y el mar combaten.
Ay, que nada te toque sino la sal del frío!
Que ni el amor destruya la primavera intacta.
Hermosa, reverbero de la indeleble espuma,
deja que tus caderas impongan en el agua
una medida nueva de cisne o de nenúfar
y navegue tu estatua por el cristal eterno.



 

Soneto XI

Suave es la bella como si música y madera,
ágata, telas, trigo, duraznos transparentes,
hubieran erigido la fugitiva estatua.
Hacia la ola dirige su contraria frescura.
El mar moja bruñidos pies copiados
a la forma recién trabajada en la arena
y es ahora su fuego femenino de rosa
una sola burbuja que el sol y el mar combaten.
Ay, que nada te toque sino la sal del frío!
Que ni el amor destruya la primavera intacta.
Hermosa, reverbero de la indeleble espuma,
deja que tus caderas impongan en el agua
una medida nueva de cisne o de nenúfar
y navegue tu estatua por el cristal eterno.



 

Soneto XII

Plena mujer, manzana carnal, luna caliente,
espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,
qué oscura claridad se abre entre tus columnas?
Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos?
Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,
con aire ahogado y bruscas tempestades de harina:
amar es un combate de relámpagos
y dos cuerpos por una sola miel derrotados.
Beso a beso recorro tu pequeño infinito,
tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,
y el fuego genital transformado en delicia
corre por los delgados caminos de la sangre
hasta precipitarse como un clavel nocturno,
hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra.



 

Soneto XIII

La luz que de tus pies sube a tu cabellera,
la turgencia que envuelve tu forma delicada,
no es de nácar marino, nunca de plata fría:
eres de pan, de pan amado por el fuego.
La harina levantó su granero contigo
y creció incrementada por la edad venturosa,
cuando los cereales duplicaron tu pecho
mi amor era el carbón trabajando en la tierra.
Oh, pan tu frente, pan tus piernas, pan tu boca,
pan que devoro y nace con luz cada mañana,
bienamada, bandera de las panaderías,
una lección de sangre te dio el fuego,
de la harina aprendiste a ser sagrada,
y del pan el idioma y el aroma.



 

Soneto XIV

Me falta tiempo para celebrar tus cabellos.
Uno por uno debo contarlos y alabarlos:
otros amantes quieren vivir con ciertos ojos,
yo sólo quiero ser tu peluquero.
En Italia te bautizaron Medusa
por la encrespada y alta luz de tu cabellera.
Yo te llamo chascona mía y enmarañada:
mi corazón conoce las puertas de tu pelo.
Cuando tú te extravíes en tus propios cabellos,
no me olvides, acuérdate que te amo,
no me dejes perdido ir sin tu cabellera
por el mundo sombrío de todos los caminos
que sólo tiene sombra, transitorios dolores,
hasta que el sol sube a la torre de tu pelo.



 

Soneto XV

Desde hace mucho tiempo la tierra te conoce:
eres compacta como el pan o la madera,
eres cuerpo, racimo de segura substancia,
tienes peso de acacia, de legumbre dorada.
Sé que existes no sólo porque tus ojos vuelan
y dan luz a las cosas como ventana abierta,
sino porque de barro te hicieron y cocieron
en Chillán, en un horno de adobe estupefacto.
Los seres se derraman como aire o agua o frío
y vagos son, se borran al contacto del tiempo,
como si antes de muertos fueran desmenuzados.
Tú caerás conmigo como piedra en la tumba
y así por nuestro amor que no fue consumido
continuará viviendo con nosotros la tierra.



 

Soneto XVI

Amo el trozo de tierra que tú eres,
porque de las praderas planetarias
otra estrella no tengo. Tú repites
la multiplicación del universo.
Tus anchos ojos son la luz que tengo
de las constelaciones derrotadas,
tu piel palpita como los caminos
que recorre en la lluvia el meteoro.
De tanta luna fueron para mí tus caderas,
de todo el sol tu boca profunda y su delicia,
de tanta luz ardiente como miel en la sombra
tu corazón quemado por largos rayos rojos,
y así recorro el fuego de tu forma besándote,
pequeña y planetaria, paloma y geografía.



 

Soneto XVII

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.



 

Soneto XVIII

Por las montañas vas como viene la brisa
o la corriente brusca que baja de la nieve
o bien tu cabellera palpitante confirma
los altos ornamentos del sol en la espesura.
Toda la luz del Cáucaso cae sobre tu cuerpo
como en una pequeña vasija interminable
en que el agua se cambia de vestido y de canto
a cada movimiento transparente del río.
Por los montes el viejo camino de guerreros
y abajo enfurecida brilla como una espada
el agua entre murallas de manos minerales,
hasta que tú recibes de los bosques de pronto
el ramo o el relámpago de unas flores azules
y la insólita flecha de un aroma salvaje.



 

Soneto XIX

Mientras la magna espuma de Isla Negra,
la sal azul, el sol en las olas te mojan,
yo miro los trabajos de la avispa
empeñada en la miel de su universo.
Va y viene equilibrando su recto y rubio vuelo
como si deslizara de un alambre invisible
la elegancia del baile, la sed de su cintura,
y los asesinatos del aguijón maligno.
De petróleo y naranja es su arco iris,
busca como un avión entre la hierba,
con un rumor de espiga vuela, desaparece,
mientras que tú sales del mar, desnuda,
y regresas al mundo llena de sal y sol,
reverberante estatua y espada de la arena.



 

Soneto XX

Mi fea, eres una castaña despeinada,
mi bella, eres hermosa como el viento,
mi fea, de tu boca se pueden hacer dos,
mi bella, son tus besos frescos como sandías.
Mi fea, dónde están escondidos tus senos?
Son mínimos como dos copas de trigo.
Me gustaría verte dos lunas en el pecho:
las gigantescas torres de tu soberanía.
Mi fea, el mar no tiene tus uñas en su tienda,
mi bella, flor a flor, estrella por estrella,
ola por ola, amor, he contado tu cuerpo:
mi fea, te amo por tu cintura de oro,
mi bella, te amo por una arruga en tu frente,
amor, te amo por clara y por oscura.






Fuente:100 sonetos de amor de Pablo Neruda