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lunes, 9 de enero de 2012

Requiem carmesí. de Karla Stöker


Requiem carmesí.
de Karla Stöker
Karla Stöker. Derechos Reservados. 
      A Lady B. 

Que chistoso, que chistoso que me pasará esto. 
¿Sabes una cosa? No me avergüenza decirlo, ¿qué más puedo perder? ¿La vida? ¿Mi arte? Al final... como polvo volveré a ser. 
No te esperé porque sentada me cansé de estar. 
No te llamé porque quería que fuera un momento especial, pero nunca llegó.
Y ahora me preguntas: ¿en dónde te encuentras? Estoy bien, pero la pregunta es, ¿tú lo estás?
Me cuestiono muchas cosas , entre ellas tu partida. Ya muchas veces te he escrito, he ido perfeccionando mi táctica y hasta las yemas de los dedos me duelen. Aunque debo recalcar que lo que soy ahora, en este instante, lo he logrado ser sin ti. Y ¡que bueno! finalmente comprendí que debo crecer. Maduré un poco ¿sabes? ya que si tu no me enseñaste a volar... menos me enseñarás a cantar. 

Recuerdo la noche que en un rincón, me senté y lloré. Pero de nuevo me hice la misma tonta pregunta: ¿Estas ahí? ¿Hasta cuando te esperaré? Nunca más, por que...¿sabes una cosa? Me cansé. 
Pero te amo, y eso lo sé, bajo las sombras con las que me visto, lo he hecho y si después de la muerte existe el amor, ¡que bueno!. 

PRÓXIMA ESTACIÓN de Hector Gil De Lamadri




PRÓXIMA  ESTACIÓN


Hay una triste dama sentada.
Encerrada en un viaje de tren.
Ve como a toda velocidad.
Ella avanza a mas de cien.
Mientras su vida sigue estancada.


De la dulce cárcel de la rutina.
Que olvidó la pasión descarnada.
Atendida como por caridad.
Que es igual que ser abandonada.
Por afables apariencias asesinas.


Esta rosa de marchita mirada.
No siente movimiento en su vida.
Preferiría del tren su celeridad.
Arriesgarse toda por una salida.
Aunque sabe saldrá lastimada.


Quien sabe si la siguiente estación.
Le brindara un oasis a su sequía.
Un consuelo que palié la realidad.
No importando si es fantasía.
Solo que regale amor y pasión.


© Héctor Gil De Lamadrid Orlando 2010
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VUELA CONMIGO de Juan Guerrero


VUELA CONMIGO
de Juan Guerrero
Vuela el vuelo màs alto a mi lado...
no detengas tu manera de llevarme al infinito.
No sueltes mi cuerpo, quiero planear contigo
con la melodía que nos identifica,
con los besos que son nuestros.

Cadencias de aromas nos elevan
a lo màs alto del éxtasis 
tuyo, mìo, nuestro.
Quiero identificarme con tu esencia
y con tu magia.

Ser la parte visible de tu alma,
aquella que no muestras.
la cual entregas y plasmas... 

Poema: Orion Celeste 
Imagen: Juan Guerrero

MIEDO Y TEMOR ( MERCEDES PASTOR )


MIEDO Y TEMOR ( MERCEDES PASTOR )
de Mercedes Pastor FA

Esta noche me haces el amor tan precipitadamente
que con esa velocidad has conseguido alterar mi cuerpo
y esa desasosiego con que empapas tu lengua
para lamerme aceleradamente mi  cuerpo y me
tapas la boca porque los gritos del orgasmo
esta noche te provocan horror miedo y temor.


Y es que  hoy asoman por tu piel muchos temores
abriéndose paso a través de mi cuerpo
te noto tembloroso y creo que tienes
ese miedo a la muerte
que a todos nos invade alguna vez
que otra y parece que se haya
instalado en tu cuerpo un virus
que quiere invadirlo todo



Presuroso y ansioso me penetras salvajemente
como si con cada embestida de tu pene
quisieras alejar el miedo y yo horrorizada
me he quedado contemplando las tinieblas

MERCEDES PASTOR
9 enero 2012

Alas blancas de María Elena Astorquiza


Alas blancas
de María Elena Astorquiza
Hacia dónde
vuelan
sus sueños,
gaviotas de
mis amores,
tierra adentro
y por los cerros,
hacia un suelo
de mil colores.
Hacia dónde
dirigen su vuelo,
aladas compañeras
de mi soledad,
si van en busca
de consuelo
para sus almas tristes
y enamoradas,
alzo mis brazos
al cielo
amarrada a sus alas
blancas
y me voy a buscarlo
con ustedes,
como una más
de la bandada
hacia donde
el viento nos lleve…..

María Elena Astorquiza V.
Puerto Varas, 9 de Enero del 2012

Andy Warhol

MARILYN DE ANDY WARHOL ( CORINA TANAGRA )


MARILYN  1964
Serigrafía sobre lienzo
101,6x 101,6 cm
Colección particular

Andy Warhol era un maestro del culto al estrellato
Con virtuosismo jugaba con percepciones preexistentes,,
con imágenes de fondo de las costumbres .

Después de haber obtenido éxito como gráfico para 
publicidad ,consiguió ser reconocido como artista del
Pop Art justo en el mismo momento -a finales de 1962-
en que el concepto se había afianzado para designar 
este tipo de nuevo realismo, gracias a un simposio 
del Museo of Modern Art de Nueva York.

Desde ese año los retratos desempeñan un papel 
fundamental en su obra, aunque no era retratista
en el sentido tradicional de la palabra . Sus retratos 
se basaban en modelos fotográficos que transformaba
co´n múltiples técnicas.

Después que Marilyn Monroe , el 5 de agosto de 1962
se hubiera quitado la vida, comenzó una maquinaria 
de la sensación que sublimó su fama póstuma a un mito.
Warhol tuvo parte artística en ello a su manera acababa
de comenzar a experimentar con fotos de estrellas de 
cine, cuando le llegó la noticia de la muerte de Marilyn.

De este modo surgieron imágenes conmemorativas
con status icónicos : el distanciamento de las estrellas
a esferas supraterrestres gracias al poder de la imagen.

Las primeras impresiones sobre lienzo se hicieron en 
blanco y negro, como pieza única o una multiplicación 
de número casual. Warhol dio un paso más adelante 
y preparó el lienzo con manchas de color , que servían
de base para las diferentes zonas del rostro .

Con Glold Marilyn Monroe ( 1962 )  Warhol utilizó de
hecho el efecto que causan los iconos : colocó un retrato
de Monroe de un tamaño relativamente pequeño , sobre
el lienzo : el resto de la superficie lo roció con color metálico
oro. De este modo Marilyn parece flotar sobre el fondo 
dorado como una Virgen con lo que asumió un puesto 
eterno en la memoria colectiva de los iconos modernos.

Para Liz Taylor Warhol consiguió crear . en Early Colored
Liz-  ( por primera vez en 1963-una nueva personalidad 
partiendo del estereotipo de fotografías difundidas en
masa . Los ídolos de la pantalla no son famosos por ser 
maravillosos , sno que son maravillosos por ser famosos.

Warhol trascendió esta ideología de la fábrica de los 
sueños de Hollywood.

Corina Tanagra 
9 enero 2012

Poema CX de Victor Cruz,


Poema CX
de Victor Cruz,
Árbol parado en el parque del silencio,
¿Por qué tan inmóvil, si se oye el soplar,
Suave murmullo, que pasó sin parar,
Montado en el alado y ligero viento?
¿Por qué tan callado, perdido en recuerdo,
Que vuela cual gaviota al cielo sin igual
De una noche azul, pero que no era oscura?  
Lejana, cuál espiar por la cerradura,
Ves un atisbo, que no puedes tocar.
Y la cruel distancia se hace un mar eterno  
Quita el soplo, cuál ataduras de hierro,  
Y ahoga aquel tierno suspirar.
Pero la noche continúa su andar,
Dejándome atado en este oscuro encierro,
Queriéndome hacer olvidar mi cordura,
Haciendo brillar a Esperanza y Locura,
De aquel sueño del cuál despertar intento.
El cielo nublado, no veo brillar,
Ninguna estrella, que me pueda alegrar,
Ya que el manto de Morfeo no hace efecto:
Pues ya no veo un paraíso perfecto,
Sólo la luz de un farol, tenue brillar,
Intenta imitar de una estrella hermosura,
Sigue tratando, no llegas a la altura,
Comedia falsa: no sabes imitar.
 En esta tardía hora es cuando creo,
Solo escucho al corazón, y callo al seso,
Pero esta vez ya no me deja de hablar.  
¿Al corazón, campeón contra Realidad,
Habrá vencido? ¡Eso no me lo espero!
Pues en mi corazón vive tu hermosura,
Y en mi alma descansa ya tu ternura,
No puedo cambiarlo, la derrota acepto.
-
Y aquella lágrima, lenta, ya cayó.
Y aquella sonrisa, desapareció.
¿Qué? ¿Cuáles?, Alguno entonces preguntó
Pero este papel ya no les respondió.
La tinta seca estaba, muda quedó,
La historia acabada silencio guardó,
El reloj de plata nunca más sonó,
El verso, el sueño… Todo ya acabó.

Yo a los 16...Karla Stöker.


Yo a los 16...Karla Stöker. 
Derechos Reservados. 

Yo aun tan joven, sé lo que es tener buenas memorias. Hoy por ejemplo me topé con el vendedor de pizza y me quedé esperando mi cambio de 3 a 6 horas. Uno puede pensar muchas cosas cuando pasa eso. Esperé simplemente, en casa , realmente no me interesó mucho ya que el cambio era poco y me daba igual si me lo daba  o no. Pero después de un tiempo llegué a extrañar al repartidor. Extraño tal vez, pero no irónico... 
Hoy viví algo que vivo todos los meses, algo que llega a mi vida como un autobús. Y me atrevo a decir un autobús ya que soy tan despistada que no sé cuando llega y de pronto ya me tienen corriendo detrás de él. Hoy vi la luna y creo que me encantó la forma en cómo ella se me quedó viendo. Yo no sé hablar su idioma pero con tan solo recibir su luz , puedo aun descifrar los enigmas que ella guarda , y de cómo ha de tener altercaciones con el sol.
Estaba fuera de casa, practica mente en el techo, podía ver muy bien los traga luz y hasta pisarlos. No lo sé. Vi también muchas estrellas, era algo en realidad hermoso, ya que en mi ciudad, las estrellas sólo salen cuando está ''limpio'' o por que alguien más unió sus vidas. Tenía la taza de café en la mano derecha,¿saben? -Que raro, alguien que sube a su techo con el café y todo para ver la luna-ya sé... Bueno en fin, yo encontré ese momento muy especial puesto que yo sé que no todos los días se presentan tiempos como estos. Llegó un momento en donde vi un avión pasar, debió ser maravilloso estar en aquel vuelo, pasaron bajo la luna -obviamente- parecía como si fuese un barco en el cielo, flotando entre las olas, las estrellas en cambio no eran espuma marina pero aparentaban un brillo de esos que uno se logra encontrar cada vez que va a la playa o así por el estilo.
Los pasajeros de ese avión debieron estar encantados por aquel momento. Minutos más tarde pasó otro pero lo hizo muy rápido, es increíble como los seres humanos vamos por la vida y no disfrutamos las maravillosas obras de nuestro creador. En fin, hacía mucho frío y entonces baje, no sin antes despedirme, entonces en ese momento vi algo espectacular, vi al igual que los focos de la luz, cuando estan con demasiada energía, la luna, ella me sonrió y entonces comprendí que uno, cuando está solo toda la noche... le hace bien una calurosa visita. 

Por cierto, el café se me cayó en las manos, pero déjenme decirles que valió la pena. 

ANESTESIADO de Orion Celeste


ANESTESIADO
de Orion Celeste, 
Hace tiempo que dejé de soñar estrellas, 
ahora estoy estrellado. 
Tiempo atrás que dejé de sentir, 
estoy hoy anestiado. 
Atrás hace ayeres que dejè de amar, 
hoy estoy en estado de inacciòn. 
Tomando luces del camino negro 
esperando solo morir. 

Poema: Juan Guerrero
Imagen: Orion Celeste

20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada - Pablo Neruda


1
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, 
te pareces al mundo en tu actitud de entrega. 
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava 
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.


Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros 
y en mí la noche entraba su invasión poderosa. 
Para sobrevivirme te forjé como un arma, 
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.


Pero cae la hora de la venganza, y te amo. 
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. 
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! 
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!


Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! 
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.


2. 
En su llama mortal la luz te envuelve. 
Absorta, pálida doliente, así situada 
contra las viejas hélices del crepúsculo 
que en torno a ti da vueltas.


Muda, mi amiga, 
sola en lo solitario de esta hora de muertes 
y llena de las vidas del fuego, 
pura heredera del día destruido.


Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro. 
De la noche las grandes raíces 
crecen de súbito desde tu alma, 
y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas, 
de modo que un pueblo pálido y azul 
de ti recién nacido se alimenta.


Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava 
del círculo que en negro y dorado sucede: 
erguida, trata y logra una creación tan viva 
que sucumben sus flores, y llena es de tristeza.


3. 
Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose, 
lento juego de luces, campana solitaria, 
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca, 
caracola terrestre, en ti la tierra canta!


En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye 
como tú lo desees y hacia donde tú quieras. 
Márcame mi camino en tu arco de esperanza 
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.


En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla 
y tu silencio acosa mis horas perseguidas, 
y eres tú con tus brazos de piedra transparente 
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.


Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla 
en el atardecer resonante y muriendo! 
Así en horas profundas sobre los campos he visto 
doblarse las espigas en la boca del viento.


4. 
Es la mañana llena de tempestad 
en el corazón del verano.


Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes, 
el viento las sacude con sus viajeras manos.


Innumerable corazón del viento 
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.


Zumbando entre los árboles, orquestal y divino, 
como una lengua llena de guerras y de cantos.


Viento que lleva en rápido robo la hojarasca 
y desvía las flechas latientes de los pájaros.


Viento que la derriba en ola sin espuma 
y sustancia sin peso, y fuegos inclinados.


Se rompe y se sumerge su volumen de besos 
combatido en la puerta del viento del verano.


5. 
Para que tú me oigas 
mis palabras 
se adelgazan a veces 
como las huellas de las gaviotas en las playas.


Collar, cascabel ebrio 
para tus manos suaves como las uvas.


Y las miro lejanas mis palabras. 
Más que mías son tuyas. 
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.


Ellas trepan así por las paredes húmedas. 
Eres tú la culpable de este juego sangriento.


Ellas están huyendo de mi guarida oscura. 
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.


Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, 
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.


Ahora quiero que digan lo que quiero decirte 
para que tú las oigas como quiero que me oigas.


El viento de la angustia aún las suele arrastrar. 
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.


Escuchas otras voces en mi voz dolorida. 
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas. 
Amame, compañera. No me abandones. Sígueme. 
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.


Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras. 
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.


Voy haciendo de todas un collar infinito 
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


6. 
Te recuerdo como eras en el último otoño. 
Eras la boina gris y el corazón en calma. 
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. 
Y las hojas caían en el agua de tu alma.


Apegada a mis brazos como una enredadera, 
las hojas recogían tu voz lenta y en calma. 
Hoguera de estupor en que mi sed ardía. 
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.


Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: 
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa 
hacia donde emigraban mis profundos anhelos 
y caían mis besos alegres como brasas.


Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. 
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! 
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos. 
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.


7. 
Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes 
a tus ojos oceánicos.


Allí se estira y arde en la más alta hoguera 
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.


Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes 
que olean como el mar a la orilla de un faro.


Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, 
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.


Inclinado en las tardes echo mis tristes redes 
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.


Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas 
que centellean como mi alma cuando te amo.


Galopa la noche en su yegua sombría 
desparramando espigas azules sobre el campo.


8. 
Abeja blanca zumbas --ebria de miel-- en mi alma 
y te tuerces en lentas espirales de humo.


Soy el desesperado, la palabra sin ecos, 
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.


Ultima amarra, cruje en ti mi ansiedad última. 
En mi tierra desierta eres la última rosa.


Ah silenciosa!


Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche. 
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.


Tienes ojos profundos donde la noche alea. 
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.


Se parecen tus senos a los caracoles blancos. 
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.


Ah silenciosa!


He aquí la soledad de donde estás ausente. 
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.


El agua anda descalza por las calles mojadas. 
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.


Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma. 
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.


Ah silenciosa!


9. 
Ebrio de trementina y largos besos, 
estival, el velero de las rosas dirijo, 
torcido hacia la muerte del delgado día, 
cimentado en el sólido frenesí marino.


Pálido y amarrado a mi agua devorante 
cruzo en el agrio olor del clima descubierto, 
aún vestido de gris y sonidos amargos, 
y una cimera triste de abandonada espuma.


Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única, 
lunar, solar, ardiente y frío, repentino, 
dormido en la garganta de las afortunadas 
islas blancas y dulces como caderas frescas.


Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos 
locamente cargado de eléctricas gestiones, 
de modo heroico dividido en sueños 
y embriagadoras rosas practicándose en mí.


Aguas arriba, en medio de las olas externas, 
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos 
como un pez infinitamente pegado a mi alma 
rápido y lento en la energía subceleste.


10. 
Hemos perdido aun este crepúsculo. 
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas 
mientras la noche azul caía sobre el mundo.


He visto desde mi ventana 
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.


A veces como una moneda 
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.


Yo te recordaba con el alma apretada 
de esa tristeza que tú me conoces.


Entonces, dónde estabas? 
Entre qué gentes? 
Diciendo qué palabras? 
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe 
cuando me siento triste, y te siento lejana?


Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo, 
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.


Siempre, siempre te alejas en las tardes 
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.


11. 
Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas 
la mitad de la luna. 
Girante, errante noche, la cavadora de ojos. 
A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.


Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye. 
Fragua de metales azules, noches de las calladas luchas, 
mi corazón da vueltas como un volante loco. 
Niña venida de tan lejos, traída de tan lejos, 
a veces fulgurece su mirada debajo del cielo. 
Quejumbre, tempestad, remolino de furia, 
cruza encima de mi corazón, sin detenerte. 
Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu raíz soñolienta. 
Desarraiga los grandes árboles al otro lado de ella. 
Pero tú, clara niña, pregunta de humo, espiga. 
Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas. 
Detrás de las montañas nocturnas, blanco lirio de incendio, 
ah nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas.


Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos, 
es hora de seguir otro camino, donde ella no sonría. 
Tempestad que enterró las campanas, turbio revuelo de tormentas 
para qué tocarla ahora, para qué entristecerla.


Ay seguir el camino que se aleja de todo, 
donde no esté atajando la angustia, la muerte, el invierno, 
con sus ojos abiertos entre el rocío.


12. 
Para mi corazón basta tu pecho, 
para tu libertad bastan mis alas. 
Desde mi boca llegará hasta el cielo 
lo que estaba dormido sobre tu alma.


Es en ti la ilusión de cada día. 
Llegas como el rocío a las corolas. 
Socavas el horizonte con tu ausencia. 
Eternamente en fuga como la ola.


He dicho que cantabas en el viento 
como los pinos y como los mástiles. 
Como ellos eres alta y taciturna. 
Y entristeces de pronto, como un viaje.


Acogedora como un viejo camino. 
Te pueblan ecos y voces nostálgicas. 
Yo desperté y a veces emigran y huyen 
pájaros que dormían en tu alma.


13. 
He ido marcando con cruces de fuego 
el atlas blanco de tu cuerpo. 
Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose. 
En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.


Historias que contarte a la orilla del crepúsculo, 
muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste. 
Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre. 
El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.


Yo que viví en un puerto desde donde te amaba. 
La soledad cruzada de sueño y de silencio. 
Acorralado entre el mar y la tristeza. 
Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.


Entre los labios y la voz, algo se va muriendo. 
Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido. 
Así como las redes no retienen el agua. 
Muñeca mia, apenas quedan gotas temblando. 
Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces. 
Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca. 
Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría. 
Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco. 
Triste ternura mía, qué te haces de repente? 
Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío 
mi corazón se cierra como una flor nocturna.


14. 
Juegas todos los días con la luz del universo. 
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua. 
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto 
como un racimo entre mis manos cada día.


A nadie te pareces desde que yo te amo. 
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas. 
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur? 
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.


De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada. 
El cielo es una red cuajada de peces sombríos. 
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos. 
Se desviste la lluvia.


Pasan huyendo los pájaros. 
El viento. El viento. 
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres. 
El temporal arremolina hojas oscuras 
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.


Tú estás aquí. Ah tú no huyes. 
Tú me responderás hasta el último grito. 
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo. 
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.


Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas, 
y tienes hasta los senos perfumados. 
Mientras el viento triste galopa matando mariposas 
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.


Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí, 
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan. 
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos 
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.


Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote. 
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado. 
Hasta te creo dueña del universo. 
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues, 
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.


Quiero hacer contigo 
lo que la primavera hace con los cerezos.


15. 
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca.


Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía.


Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
déjame que me calle con el silencio tuyo.


Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.


Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


16. 
Paráfrasis del poema 30 de "El jardinero" por Pablo Neruda a R. Tagore


En mi cielo al crepúsculo eres como una nube 
y tu color y forma son como yo los quiero. 
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces, 
y viven en tu vida mis infinitos sueños.


La lámpara de mi alma te sonrosa los pies, 
el agrio vino mío es más dulce en tus labios: 
oh segadora de mi canción de atardecer, 
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!


Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa 
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda. 
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo 
estanca como el agua tu mirada nocturna.


En la red de mi música estás presa, amor mío, 
y mis redes de música son anchas como el cielo. 
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto. 
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.


17. 
Pensando, enredando sombras en la profunda soledad. 
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie. 
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes, 
enterrando lámparas. 
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba! 
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías, 
molinero taciturno, 
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.


Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa. 
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti. 
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida. 
El grito frente al mar, entre las piedras, 
corriendo libre, loco, en el vaho del mar. 
La furia triste, el grito, la soledad del mar. 
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.


Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla 
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora. 
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules. 
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz. 
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.


Y mi alma baila herida de virutas de fuego. 
Quien llama? Qué silencio poblado de ecos? 
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad, 
hora mía entre todas! 
Bocina en que el viento pasa cantando. 
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.


Sacudida de todas las raíces, 
asalto de todas las olas! 
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.


Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad. 
Quién eres tú, quién eres?


18. 
Aquí te amo. 
En los oscuros pinos se desenreda el viento. 
Fosforece la luna sobre las aguas errantes. 
Andan días iguales persiguiéndose.


Se desciñe la niebla en danzantes figuras. 
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso. 
A veces una vela. Altas, altas estrellas.


O la cruz negra de un barco. 
Solo. 
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda. 
Suena, resuena el mar lejano. 
Este es un puerto. 
Aquí te amo.


Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte. 
Te estoy amando aún entre estas frías cosas. 
A veces van mis besos en esos barcos graves, 
que corren por el mar hacia donde no llegan.


Ya me veo olvidado como estas viejas anclas. 
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde. 
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta. 
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.


Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos. 
Pero la noche llega y comienza a cantarme. 
La luna hace girar su rodaje de sueño.


Me miran con tus ojos las estrellas más grandes. 
Y como yo te amo, los pinos en el viento, 
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.


19. 
Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas, 
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas, 
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos 
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.


Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras 
de la negra melena, cuando estiras los brazos. 
Tú juegas con el sol como con un estero 
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.


Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca. 
Todo de ti me aleja, como del mediodía. 
Eres la delirante juventud de la abeja, 
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.


Mi corazón sombrío te busca, sin embargo, 
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada. 
Mariposa morena dulce y definitiva 
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.


20. 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".


El viento de la noche gira en el cielo y canta.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. 
  
  



La canción desesperada


Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. 
El río anuda al mar su lamento obstinado.


Abandonado como los muelles en el alba. 
Es la hora de partir, oh abandonado!


Sobre mi corazón llueven frías corolas. 
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!


En ti se acumularon las guerras y los vuelos. 
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.


Todo te lo tragaste, como la lejanía. 
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!


Era la alegre hora del asalto y el beso. 
La hora del estupor que ardía como un faro.


Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, 
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!


En la infancia de niebla mi alma alada y herida. 
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!


Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. 
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!


Hice retroceder la muralla de sombra, 
anduve más allá del deseo y del acto.


Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, 
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.


Como un vaso albergaste la infinita ternura, 
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.


Era la negra, negra soledad de las islas, 
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.


Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. 
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.


Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme 
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!


Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, 
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.


Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, 
aún los racimos arden picoteados de pájaros.


Oh la boca mordida, oh los besados miembros, 
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.


Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo 
en que nos anudamos y nos desesperamos.


Y la ternura, leve como el agua y la harina. 
Y la palabra apenas comenzada en los labios.


Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, 
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!


Oh, sentina de escombros, en ti todo caía, 
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!


De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste. 
De pie como un marino en la proa de un barco.


Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. 
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.


Pálido buzo ciego, desventurado hondero, 
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!


Es la hora de partir, la dura y fría hora 
que la noche sujeta a todo horario.


El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. 
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.


Abandonado como los muelles en el alba. 
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.


Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. 
Es la hora de partir. Oh abandonado!


Esta obra fue escrita por Pablo Neruda