Porque el amor es simplemente eso: la forma del comienzo tercamente escondida detrás de los finales. Roberto Juarroz .
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viernes, 9 de marzo de 2012
POEMAS EN LA ARENA I Las olas vienen. Las olas van. Como las olas, tu recuerdo viene y se va.
Las olas vienen. Las olas se van. Mi silencio -- un silencio de cien puertas cerradas--, se encrespa de rumores, como el mar.
¡El mar, el mar, amor! ¡Amor, el mar! Mi corazón es una playa triste, y tú eres una ola que viene y que se va... VI Nunca antes fue triste el primer trino de los pájaros. --Hoy sí.
Como una flor de sombra, como una mariposa negra y gris, la noche fue a encenderse de amor entre tus manos, sobre tus manos diáfanas, que se tendían hacia mí... Nunca antes fue triste el primer trino de los pájaros. --Hoy sí.
Y vi que te alejabas por un camino que ascendía hacia un inhóspito confín. Y quise acompañarte o detenerte, no sé... Pero el camino se fue borrando en pos de ti.
Buesa, José Ángel
UNA CANCIÓN DE DESPEDIDA Adiós, amor que se queda, dormido y desnudo al viento; huellas en tus callejones prolongarán mis ensueños, huellas adentro del alma cultivarán tu recuerdo; adiós, mi tierra de amor, dormida y desnuda al viento.
Del vasto mundo, del mundo ya nada tengo ni quiero; mas guardado en las montañas hay un rincón de silencio, una embriaguez a los ojos, una ansiedad a los pechos, y una canción a los labios que me aguarda en todo tiempo.
Y he de tornar y tornar como el péndulo viajero, y como torna la niña cuando se mira al espejo. Silencio de mis montañas,
Pátzcuaro de doble cielo, yo he de tornar y tornar como el péndulo viajero!
19 de diciembre, 1941 Concha Urquiza
PARA ROBARME LA LUZ DE LA DIGNIDAD LUISA GARCÍA ¡No, tu mano sobre el rostro, no!
sólo en caricia de primavera en verso de piel nacido en tus dedos jamás en la brutalidad de golpes pensados cristales masticados con desamor que manchan el aire de dolorosa pena que enjuagan de lágrimas y pánico las caricias paridas en la penumbra nada que levante muros espinados nada que robe el canto natural de la confianza generada en las pasiones cruciales en el lecho con música de gemidos.
¡No, tu mano, sobre el rostro , no! que la muerte se esconde en los turbulentos sin sentidos de la violencia la agonía solapada teje sus medias eternas en esas siembras de silencios que crece en los canteros del alma sin regresos posibles, ni esperanza una marca de escalofríos porfiados que delata la tristeza en la huella, violeta, que se impregna de odios.
Después de que tu mano castigue la tersura del rostro demacrado y ojeroso nunca será lo mismo, entre nosotros el precipicio hondo estará abierto con lava de nieve corriendo trastocada en maremoto de miedos y dos caminos ciertos se abrirán para los madrigales ya mustios yo, rumbo al sol, sin ti como testigo, tú, levitando en el irreversible olvido al que te llevó la mudez de sentimientos ya para siempre proscrito, desahuciado de mi memoria y mi cuerpo ahítos de ignominia y miseria espiritual sedientos de redención y respeto ya jamás acorralados por el amor al que fui ciega sin presentir las enmohecidas aguas de tus manos, en hordas frenéticas intentando robarme la luz de mi dignidad!
Ya los suspiros caen como lágrimas sobre el lecho vacío, ya el aliento se ha transformado en un gran esfuerzo, ya las campanas no se escuchan, y las aves que vuelan sobre su pecho se hicieron invisibles, porque su corazón, ya no late, ya está muerto... Muriendo de amor... con la mirada transformada en un horizonte sin final y sin color, muriendo de amor, con la sonrisa apagada, la manos quietas y el cuerpo totalmente difuso ante el dolor... Muriendo de amor, lentamente muriendo, como se muere el tiempo, como se muere el sentimiento lleno de pena, muriendo de amor, ya ni siquiera abre sus ojos, no come, no siente, no piensa... sólo sabe durar recostado su cuerpo en el lecho, maltratada su alma de tanto penar... Muriendo de amor... hay que muerte tan indescriptible, que espíritu tan sensible, que no aguanta la tremenda conmoción que sufre, por morir de amor...
Raquel Norma Smerkin Roitman
Raquel Norma Smerkin Roitman Fuente del deseo intenso...
Revélame fuente del deseo, tu intensidad, tu procedencia, tu fiel sabor por el placer, tu dulce amor, tu permanecer serenamente, para que te beban y sacien sus necesidades los hambrientos de cariño, los sedientos de pasión... Fuente del deseo, no hagas discriminación, deja te se embriaguen todos los seres que ansían tu emoción, y otórgales con tus aguas mansas esa bendición a la que tanto aman, a la que tanto quieren llegar, para sentirse vivos, plenos y llenos de humanidad... Que seas para todos por igual, que te brindes como mágica fuente universal, porque sentimos cada uno a su manera, la urgencia de recurrir a ti, cuando nuestras almas tienen carencias imposibles de suplantar, pero tu eres el único lugar en donde la esencia de la vida recurrirá... Fuente del deseo, porque eres motor, porque con tu inercia conviertes todo lo existente en pasión de amor... fuente del deseo, me desnudo y me sumerjo en tu caudal, para embriagarme de tu voluntad, para sentir que tu influjo me ama por sobre todas las cosas, para sentir que más allá de mi existencia, mi espíritu nada en tus aguas, por toda la eternidad... Fuente del deseo, que se haga tu voluntad...
Raquel Norma Smerkin Roitman
Jose Manuel Huete Garcia
FUEGO ETERNO Amor, Cuando aletea en tu mirada Esa opacidad sin brillo Que te deja la tristeza, Cuando por el alfeizar De tu ventana, asoma el alba, Y se lleva otra noche, Y otra vez, solo la nostalgia Ocupa ese hueco de tu almohada Donde depositas toda la ternura Que, guardas en tu alma…
Se aviva una tormenta De lágrimas negras En lo mas profundo De mis entrañas, Y un alarido de rabia Exhala mi garganta, Tan desesperado, Que hasta ese rumor profundo De la estrellas Se queda mudo en ese instante, En que me sueño Ráfaga de viento insaciable Avivando el fuego hecho ritmo Que ondula en tu cintura.
¡Y se apaga el sueño A un centímetro de tu piel Incendiada!
Y aprendí que solo se muere Cuando de la desesperanza Haces tu mortaja…
Apaga esa tristeza de tu mirada, No tengas miedo, Y deja que cada día Sea en tus ojos donde asome el alba. Que el azar solo es una circunstancia, Una piedra en el camino Que se torna mullida arena, Cuando los sueños se tejen Con el sólido hilo de las eternidades.
Eve Violeta Gauna Piragine Versos desesperados
Esta temeridad de amarte hasta la muerte es el último deseo de un corazón valiente. Este vivir muriendo por amarte tanto en los rendidos brazos de un amor enajenado, es tener esta fátiga fluyendome en las venas, sentir cómo me está matando, el quererte es padecerte encontrando en el dolor un sublime encanto. Esta tirana necesidad de morir amando, dónde la tristeza se hermana con el alma, me dá la percepción casi perfecta de que el final de los excesos de un amor que se lleva hasta en los huesos corona los besos con calvarios y envuelve las caricias en sudarios... No habrá Resurrección para mí. Eve V.Gauna Piragine
Monica Von Muller **Para ti MUJER** -Gacela del amor imprevisto- Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre. Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes. Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada era un pálido ramo de simientes. Yo busqué, para darte, por mi pecho las letras de marfil que dicen siempre,
siempre, siempre: jardín de mi agonía, tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, tu boca ya sin luz para mi muerte.
-Federico García Lorca-
Jose Manuel Huete Garcia “IN MEMORIAN” Y morirán estos versos Antes que esa brisa azul de tu mirada Decidida morir entre los cañaverales Junto al remanso de tus lágrimas, Antes que mis manos, ya torpes, Olviden rebotar piedras de placer En las cristalinas aguas de tu piel.
Antes que las estrellas Dejen de ser los puntos y las comas De ese gran poema Que la fugacidad del tiempo Escribió en el universo de mis sueños
Antes que llegue esta hora Cuando el gallo canta la madrugada, Que una campana furtiva Entone siete lamentos de metal, Una oración, un epitafio, Por tantas noches de nostalgia, Por tanto dolor, Heridas de luna solitaria.
Antes que las palabras Solo sean un amasijo de letras Informes, volátiles gotas De espuma derramadas En una cuartilla blanca, Silencio de los sentidos.
Y una angustia de muerte Agarrota mis dedos, Tu nombre me sabe a ceniza Entre los labios, Porque ya no sé si mañana Aún quedará vino en esa copa Donde sorbo a sorbo, Cada noche me emborracho Del sabor de tu recuerdo, O en el aire solo aspiraré El húmedo aroma de melancolía, Que despide esta palmatoria Que enciendo en tu memoria.