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lunes, 16 de enero de 2012

Poema del árbol... de Raquel Norma Smerkin Roitman


Poema del árbol...
de Raquel Norma Smerkin Roitman, el Lunes, 16 de enero de 2012 a la(s) 15:17
Había un árbol que
su corteza y sus ramas
se estaban debilitando,
sus raíces pedían y pedían
para seguir siendo árbol,
mucha pero mucha agua...
Se agrietaban sus manos,
sus manos de árbol,
se cerraban sus ojos,
sus ojos de árbol,
se doblaba su tronco,
su tronco de árbol...
En su desesperación,
preguntaba a los cielos,
cuándo por Dios cuándo
me harán de beber
la savia de mi consuelo...
Cuándo por Dios cuándo
recibiré la substancia
que haga que mi esencia
me deje seguir siendo árbol...
Había una vez un árbol,
que moría de a poco,
caía y caía, en un hondo pozo
y sus raíces se defendían
apenas podían,
porque ese agua no llegaba,
estaba dejando lentamente
de ser lo que era,
un imponente y frondoso árbol,
tan sólo porque le faltaba
el sustento de su vida...
Simplemente, le faltaba
el agua...


Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
16.01.2012
Todos los derechos reservados —

POEMA DEL ÁRBOL Antonio Machado


POEMA DEL ÁRBOL


Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento…


Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.


Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.


Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.


Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.


No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.


Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde…


Antonio Machado