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martes, 14 de febrero de 2012


El árbol en otoño


Venís a sacudirme,


Imbéciles, preciso en el momento


En que en un inefable arrobamiento


Iba ya a sumergirme.


Jamás un sobresalto tan fatal


En mi vida he sentido;


Mi sueño de oro, mi ideal


¡Se me ha desvanecido!




Con vuestras torpes trompas de elefante


Me queréis husmear, sin previo aviso.


¿Más cortés no sería y más galante


Solicitar primero mi permiso?


Del susto os he arrojado la corteza


De mis frutos de oro en la cabeza.
Friedrich Nietzsche