Porque el amor es simplemente eso: la forma del comienzo tercamente escondida detrás de los finales. Roberto Juarroz .
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sábado, 25 de febrero de 2012
Raquel Norma Smerkin Roitman Mi lenguaje
No tengo otro lenguaje que el del alma, no se hablar desde la piel, ni desde las cosas que pasan, sin dejar marca, tan sólo pronuncio desde adentro mío, lo que anido, como tesoros escondidos... A veces me invade tanta alegría que quiero compartir con el alma mía, esta felicidad sin fin, luego cuando se va la euforia y me quedo con la sentida memoria de la ilusión, también desde el alma te hablo yo... No tengo otro lenguaje, que el del alma, no me salen las palabras, que no rocen mis venas, que no toquen antes mi corazón, siento un clamor profundo cuando callo, el grito se me anuda en la garganta, entonces si no puedo expresarme, mi alma estalla porque no encuentra su plena liberación... No tengo otro lenguaje más que el de mi alma, mi amado lenguaje que se pronuncia con fe y sueños en cada alba que me dicta los movimientos del universo, en su liberación... Imagen Download this image
Orion Celeste
No quiero tenerte porque en mi ser todo estará terminado. Sólo quiero que surjas en mí como la fe en los desesperados, para que yo pueda llevar una gota de rocío en esta tierra maldita que se quedó en mi carne como un estigma del pasado. Me quedaré... tu te irás, apoyarás tu rostro en otro rostro, tus dedos enlazarán otros dedos y te desplegarás en la madrugada, pero no sabrás que fui yo quien te logró, porque yo fui el amigo más íntimo de la noche, porque apoyé mi rostro en el rostro de la noche y escuché tus palabras amorosas, porque mis dedos enlazaron los dedos en la niebla suspendidos en el espacio y acerqué a mí la misteriosa esencia de tu abandono desordenado. Me quedaré solo como los veleros en los puertos silenciosos. Pero te poseeré más que nadie porque podré irme y todos los lamentos del mar, del viento, del cielo, de las aves, de las estrellas, serán tu voz presente, tu voz ausente, tu voz sosegada.
NAVEGARE DE MAR EN MAR. de Martin Antonio Flye Moreno
NAVEGARE DE MAR EN MAR.
Arrumbo de mar en mar, Donándome por completo. Viajando bajo el albor celestial del esplendor, Tomando todas las ofrendas prometidas por el Supremo.
Con fe preciso mis sueños, Acaricio las cosechas de las pasiones sanas, Con amor desbarato los lazos seductores del cazador, Demuelo la destrucción del dolor y circulo radiante a la luz del cielo.
Investigo sobre el rostro del Creador, Me abrigo seguro en la placidez del tabernáculo, El Señor es mi único amigo fiel y la esperanza que me atiende mi corazón, Me sello con la sangre de Jesucristo y me resguardo en sus llagas como protección.
El Salvador me sostiene en el vacío, No me deja caer satisfaciéndome en el silencio de su sabiduría, Me confiere su gloria como galardón por instruirme con empeño, Me traspaso su cielo como su mayor valor y salvaguardándome del temor y del temblor.
Marflye 20/11/2011. maflyem@hotmail.com
Raquel Norma Smerkin Roitman .....Pero no me olvides...
No te pido que me ames con locura, ni que alcances el cielo con las manos cuando nos entregamos a la pasión... Tampoco anhelo que entre sueños te cubran mis deseos, ni que mueras a cada instante por ver mis ojos mirarte, o te desesperes cuando mi voz escuches entre todos los sonidos... Pero sí te pido, que no me olvides, que no me borres de tu vida, como si lo nuestro fuera una mentira divagante en una noche de locura, quiero quedar en ti, como una huella que perdura a pesar que el tiempo la quiera derretir... Quiero ser póstumo recuerdo, inolvidable sentimiento, intocable evocación de un tiempo sin temor... Haz lo que quieras de tu vida, deja nuestra relación en el aire suspendida, pero guárdame en un rincón secreto de tu corazón, como una cajita con joyas valiosas y sentidas... Todo lo que hagas en apariencia lo entenderé, comprenderé tu no presencia, tu lejanía, tu ausencia física, pero no me olvides... no me olvides por favor...
QUE VIVAN LAS BRIZNAS FRESCAS (PARTE I) de Hugo Manrique, el sábado, 25 de febrero de 2012 a la(s) 4:18 · Y este sol de tardes comunes no engrandeció sombra alguna entre la muchedumbre de puños, abrazando historias que renunciaron a su propio final.
Y las sombras conjugadas están, avanzan sus rastros, aquietan sus espadas de tinta y papel y el color de sus calles no serán las mismas ante sus gritos de tierra y crestas aulladoras.
Son sus pechos abiertos por el tajo de los rumbos grises, y los cielos se agazapan para ver sus entrañas de cauces pulidos, almácigos tiernos y recogidos.
Y rugirán los tambores corporales contra las estelas postreras de sus mares, violentados por los abismos impíos, sosteniendo su lumbre con las manos sin cortar de sus inequidades.
Se lanzan las proclamas, cual cubiletes sedientos de agua dulce, y su marcha de ríos y espuma verde no se detendrá ante la noche cómplice de sus avatares y flancos grises.
¡Y que vivan las voces sin cuello! y los torsos desnudos ofrendados al sol de los tiempos sin gloria.
¡Y que vivan y pervivan! las montanas descoloridas por perder en apuestas viles sus pétalos todavía húmedos y de bordes sangrantes.
Es la serpiente de la vida, vorágine que cimbrea el polvo de los caminos. Y tanta es su luz redentora que las calles liberaron sus losetas de carmín y espejos subterráneos.
Y tan fuerte es su aroma que las paredes soltaron de sus manos a los adobes, hijos de su propio futuro, para despedirlos con lágrimas de brillo tenaz y libertario.
Y tan altas y anchas son sus planicies, que los árboles miraron absortos a sus ramas y raíces y las entregaron, tiernas y tímidas, a la marcha de los caminos.
Y quedaron los mares ocultándose detrás de la noche, y sin más que decir resoplaron hacia atrás, para luego avanzar hacia las tierras secas uniendo sus algas danzantes a los destinos en porvenir.
¡Todos están allí…todos!
¡Y que vivan las palmas sin paños grises! y las mañanas de besos quietos y caricias atravesando pieles.
¡Y que vivan y revivan! los dioses buenos y los héroes saltibamquis de nuestros ojos.
¡Y que vivan pues! las briznas frescas de nuestras memorias limpias.
Y advertidos están los rincones que espantaron a las esperanzas, y las miradas que huyeron de las estrellas y sus propios sueños.
Aquí están naciendo los nuevos tiempos, con los mismos sudores y colores regados por los antiguos y ancestros.
Viene a mis recuerdos tus andazas madre mía tu cara mas hermosa llena de rocío de la mañana
cada día y cada mañana tus ojos y tu mirada te delatan que de mi lado no te quieres ir te siento dentro de mi alma como una sombra pegada a mi
hiciste de mi una alfombra a seguir tus pasos de mujer y de madre a la vez diste mi ser por ello que siempre te agradeceré
siembro semillas de flores hasta el amancer tu me ensañaste a ello recogiendo de ellas amor y cariño por doquier
madre querida mía esperame allí donde estés quiero abrazarte algún día para que se unan nuestro ser
siendo testigo la luna que nos ilumine con amor madre te quiero como a nadie en este mundo que me diste todo tu amor y sabiduría sabiendo todo lo que se
ser madre esposa y abuela también abriendo nuevo senderos llenando paginas en blanco de amor y cariño que mi alma siente por ellos y me enseñaste ser
te hecho de menos ya lo sabes esperame en ese bello mundo del que no quieres volver
Maribel Alonso 24 febrero 2012
LA CALLE Es una calle larga y silenciosa. Ando en tinieblas y tropiezo y caigo y me levanto y piso con pies ciegos las piedras mudas y las hojas secas y alguien detrás de mí también las pisa: si me detengo, se detiene; si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie. Todo está oscuro y sin salida donde nadie me espera ni me sigue, donde yo sigo a un hombre que tropieza y se levanta y dice al verme: nadie Octavio Paz
Quién hace tanta bulla I
Quién hace tánta bulla, y ni deja testar las islas que van quedando.
Un poco más de consideración en cuanto será tarde, temprano y se aquilatará mejor el guano, la simple calabrina tesórea que brinda sin querer, en el insular corazón, salobre alcatraz, a cada hialóidea grupada. Un poco más de consideración, y el mantillo líquido, seís de la tarde DE LOS MAS SOBERBIOS BEMOLES Y la península párase por la espalda, abozaleada, impertérrita en la línea mortal del equilibrio.
César Vallejo
PUENTES
Estamos encerrados en la isla (una islita de nada). Nos dejaron aquí hace ya mucho tiempo. (Demasiado.) Una isla rodeada de sombras por todas partes.
Primero nos hicieron picadillo y luego nos cargaron de cadenas y luego nos volaron los puentes. (Por si acaso.)
Eso resulta lo peor de todo (digo yo) que nos cortaran los puentes y nos quedáramos tan solos diez millones de muertos.
Algunos no lo pasan tan terrible. Han trepado a una roca (que les costó lo suyo) y están al sol. Se sienten calientitos. (Aun viéndose en los huesos, algo es algo.) Otros recogen conchas, caracoles. (Se encuentra siempre alguno sonrosado por dentro como una oreja de muchacha. Y, si uno lo pone en el oído, se oye rodar el mar. Eso consuela.)
Otros se empeñan en comer (glotones) a pesar de estar muertos. les sale mal por eso de los puentes. (Ya dije que era lo peor de todo.) Como ya no se importa... Ellos erre que erre. Cómo sudan. Todo el día cavando, arrancando raíces (más amargas), pescando en los charquitos (nadie pica), subiéndose a los árboles (y, lo que es fruta, como no la pinten), cogiendo los lagartos por la cola. (los matan y los guisan. Porquería.) Así pasan la muerte. ¡Qué trabajo! Y luego, ¿para qué? Lo que yo digo: Tanto penar para llenar el buche un día y otro no. Vaya un negocio.
Mejor lo que hacen otros. Coleccionan sellos (del interior, naturalmente), o cuelgan estampitas por los muros o cantan himnos a distintas voces. (A veces es molesto. Desafinan.) o hacen sonetos a la primavera (que no se ve, pero ellos, tan contentos. Tratando con poetas, cualquier cosa.)
Los jóvenes lo pasan distraído con eso del deporte. Y dicen que no andamos mal del todo de medios delanteros y defensas. No sé. Como no entiendo. Pero, al cabo, para unos muertecitos sin ayuda no es poco conseguir. Y nos da lustre. Pero yo sigo con lo mío.
Lo que nos hace falta son los puentes. Mientras no construyamos los puentes otra vez y a toda costa, siempre estaremos muertos y remuertos, metidos en la isla (esta asquerosa isla sin ventanas). Sólo seremos unos tristes muertos de mala muerte. No hay que darle vueltas. Hay que hacer puentes (dale que le dale) si no tenemos hierro, cemento ni otras cosas, con palos o con cañas. O suspiros. (Hay uno de suspiros no sé dónde.) O con los corazones disponibles, que alguno quedará por muy difuntos que estemos todos hace tantos años.
Por ellos nos iremos de la isla para volver al mundo de los vivos, de los que pisan tierra ventilada, limpia y fecunda (que la hay). Iremos cruzando los abismos y los mares, las tapias, los desiertos, los torrentes, las estrechas aduanas, los campos alambrados (o con minas) y las praderas cenagosas pobladas de reptiles prehistóricos.
Lo estoy diciendo a gritos. Faltan puentes. Lo principal de todo son los puentes. (Colgantes, subterráneos, levadizos.) Hagamos puentes, puentes, puentes. Y no me escucha nadie. Y así estamos.