Seguidores

viernes, 7 de mayo de 2010

Como me volvi invisible

Ya no se
en que fecha estamos. En casa no hay calendarios y en mi memoria los
hechos están hechos una maraña. Me acuerdo de aquellos calendarios
grandes, bonitos, ilustrados con imágenes de los santos que colgaban en
la cocina. Ya no hay nada de eso. Todas las cosas antiguas han ido
desapareciendo. Y yo también me fui borrando sin que nadie se diera
cuenta.

Primero me cambiaron de alcoba, pues la familia creció. Después me
pasaron a otra más pequeña aun acompañada de mis biznietas. Ahora ocupo
el desván, el que esta en el patio de atrás. Prometieron cambiarle el
vidrio roto de la ventana, pero se les olvido, y todas las noches por
allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.

La otra tarde caí en cuenta que mi voz también ha desparecido.
Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos no me contestan. Todos
hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando
atenta lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, segura de
que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno, y de que les
va a servir de mucho mis consejos. Pero no me oyen, no me miran, no me
responden. Entonces llena de tristeza me retiro a mi cuarto antes de
terminar de tomar mi taza de café. Lo hago así, de pronto, para que
comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta que me han
ofendido y vengan a buscarme y me pidan perdón….Pero nadie viene.

El otro día les dije que cuando me muera entonces si me iban a
extrañar. Mi nieto mas pequeño dijo “¿Estas vivo abuelo? “. Les cayó
tan en gracia, que no paraban de reír. Tres días estuve llorando en mi
cuarto, hasta que una mañana entró uno de los muchachos a sacar unas
llantas viejas y ni los buenos días me dio.

Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible, me paro en
medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, me miran, pero mi hija
sigue barriendo sin tocarme, los niños corren a mi alrededor, de uno a
otro lado, sin tropezare conmigo.

Cuando mi yerno se enfermó, pensé tener la oportunidad de serle
útil, le lleve un te especial que yo misma preparé. Se lo puse en la
mesita y me senté a esperar que se lo tomara, solo que estaba viendo
televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi
presencia. El té poco a poco se fue enfriando……y mi corazón con él.

Un día se alborotaron los niños, y me vinieron a decir que al día
siguiente nos iríamos todos de día de campo. Me puse muy contenta.
¡Hacia tanto tiempo que no salía y menos al campo!

El sábado fui la primera en levantarme. Quise arreglar las cosas
con calma. Los viejos nos tardamos mucho en hacer cualquier cosa, así
que me tomé mi tiempo para no retrasarlos. Al rato entraban y salían de
la casa corriendo y echaban las bolsas y juguetes al carro.

Yo ya estaba lista y muy alegre, me pare en el zaguán a
esperarlos. Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en
bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía
en el auto. O porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los
demás corretearan a su gusto por el bosque. Sentí claramente cómo mi
corazón se encogía, la barbilla me temblaba como cuando uno se aguanta
las ganas de llorar.

Yo los entiendo, ellos si hacen cosas importantes. Ríen, gritan,
sueñan, Lloran, se abrazan, se besan. Y yo, ya no se a que saben los
besos. Antes besuqueaba a los chiquitos, era un gusto enorme el que me
daba tenerlos en mis brazos, como ramitas nuevas que habían salido de
este viejo tronco en que me he convertido. Sentía su piel tiernita y su
respiración dulzona muy cerca de mí. La vida nueva se me metía como un
soplo y hasta me daba por cantar canciones de cuna que nunca creí
recordar

Pero un día mi nieta Laura, que acababa de tener un bebe dijo que
no era bueno que los ancianos besaran a los niños, por cuestiones de
salud. Desde entonces ya no me acerqué más a ellos, no fuera que les
pasara algo malo por mis imprudencias. ¡ Tengo tanto miedo de
contagiarlos !

Yo los bendigo a todos y les perdono, porque

¿Qué culpa tienen ellos de que yo me haya vuelto tan inservible?


Esto pasa muchas veces en nuestro medio.



¿Cuántas veces ignoro lo que dice mi padre anciano

o mi abuelo?

“¡¡Ya está viejo, que sabe, estos son otros tiempos!!

RECUERDA que ellos también fueron bebés, niños, jóvenes, adultos llenos de vida, ilusiones, fuerza,,,

RECUERDA que sus manos, antes fuertes, te dieron el apoyo que hoy
tu les niegas… que su voz firme habló por ti cuando tú no sabías decir
lo que necesitabas… que sus palabras te dieron muchas veces el consuelo
que hoy tu les niegas…que pusieron toda la atención a las primeras
palabras que dijiste, palabras casi incomprensibles… y hoy no les
escuchas porque dicen “puras tonterías”.



Los ancianos que te rodean,

en la familia, trabajo

o en cualquier otro lugar

fueron lo que tu has sido,

lo que eres…

y lo que serás.



Por qué no recordar que la vida suele ser como un espejo…devolviéndose lo que le das?

MARIANO OSORIO

St. Matthew Passion, BWV 244 - Chorus: 'Wir setzen uns mit Tränen niede...