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sábado, 3 de diciembre de 2011

José Ignacio Restrepo-Escritor


EVIDENCIA SIN RIMA

Que playa inmensa sos
para mis pasos que han sufrido angustias...
Que enaltecido me siento
cuando migra tu mirada de las cosas
para hacerse entre mis ojos firmamento...
La medida de los valores circundantes
me la das vos, dulce amor,
y aunque no leas ésto, que diantres,
si entre mi saliva se moja largamente
tu cabello...

Sos ese metro preciso que nada clasifica,
portento escatológico que opone
a las erradas fuerzas una cláusula,
que dice que el amor no contrapone
solo suma lo que tiene de certezas,
lo que encuentra cual pieza cuneiforme,
para juntar aquel favor domado
que se puso a su lado cualquier día,
sin decir su nombre apenas,
todo vuelto sonrisa...
¿Lo recuerdas?

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©
 

Raquel Norma Smerkin Roitman

Sombras del corazón...de Raquel Norma Smerkin Roitman

Cuando no tienes un hueco
por donde penetre el sol,
cuando se oscurece el
sentimiento,
y tu alma gime de dolor,
es porque tienes sombras,
dolientes sombras que
a las venas hieren,
sombras del corazón...
Son esos lugares
que han quedado sellados,
sin ventanales hacia el alba,
y al desamor se han entregado...
Un húmedo silencio
los dejó sin esperanzas...
Duele verlos en penumbras,
agobiados , suspendidos,
y sobre sí mismos sobrecogidos,
como anhelando que un
sueño de luz,
ilumine sus latidos...
Son corazones entumecidos
de tanto golpear en el vacío,
de tanto andar por los caminos
desprovistos de cariño,
sin lumbre, sin recuerdos,
sin olvidos...
Sombras del corazón
que vagan por la vida
buscando un alma que les diga
palabras bellas de amor,
para alumbrarse a sí mismo
con el sentimiento más profundo,
para no morir con la ceguera
de un corazón que no sabe,
de un corazón que no probó,
la encandilante presencia
de la luz del amor...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
2.12.2011


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Se dice que al escuchar la música de Bach podemos sentir la nostalgia del paraíso, mientras que si escuchamos a Mozart estamos en el paraíso mismo. Heidegger no estuvo exento de interesarse por la música, y aparentemente Mozart era su compositor predilecto. Eso no haría sino confirmar la naturaleza de su predilección por el neoclasicismo. A Hannah Arendt le escribía cómo cuando escuchaba la Antígona de Orff en vivo, sintió en un momento como si los dioses hubiesen estado allí. ¿Qué dioses? Evidentemente no el de la onto-teo-logía, el dios cristiano, el de la metafísica tradicional que él criticaba y del que Nietzsche hubiese ya advertido su acabamiento, su muerte, su pérdida de sentido vital. ¿Qué dioses entonces? Evidentemente los de Hölderlin (Orff estaba adaptando la célebre y polémica traducción de Antígona que hizo Hölderlin). Quizá también los dioses de los griegos presocráticos, los dioses homéricos, aquellos que se enaltecían con toda esa arbitrariedad que les criticara Platón...Lo cierto es que hay algo en Mozart que lo hace un músico único, y eso tiene que ver justamente con que uno se siente en presencia de algo sobrenatural pero a la vez muy humano y pleno de serenidad cuando se le escucha. Aparentemente eso mismo le pasaba a Heidegger. Por eso le dedicó al genial compositor una consideración especial en una de sus lecciones sobre el principio de razón suficiente, cosa que no hizo con ningún otro músico. No es en absoluto casual que lo mencione en esas lecciones. Más allá del aniversario del músico, que se cumplía por esos días, ese principio supone ser uno de los pilares fundamentales de la serenidad de la que goza la filosofía leibniziana, muchas veces tildada de optimista. Esa serenidad que es propia del clasicismo está impregnada de modo especial en la música de Mozart y en su modo mismo de composición, con ese don que se daba en él como si fuese una fuente de bellas emanaciones sonoras, como si la genialidad no fuese suya, sino como si fuese el mero instrumento de la divinidad. Recientemente se ha traducido un libro excepcional: Encuentros y diálogos con Martin Heidegger (1929-1976). En él su autor, Heinrich Wiegand Petzet, da cuenta de esta predilección de Heidegger por la música y por Mozart

Heidegger y Mozart: "Sólo un dios puede salvarnos".
Heidegger y la música: un tema que nos llevaría a una región cercana al corazón de este hombre, aunque conocida por pocos. Así, C. F. von Weizsäcker observó que la música apenas si ocupa un lugar en los discursos del filósofo sobre el arte. Pero sería erróneo deducir de allí que ella le fuera ajena. Al contrario. Su preferido era Mozart. El más bello testimonio de esto lo dio al comenzar una lección que coincidía con el bicentenario del nacimiento del compositor; citó allí un dístico de Angelus Silesius:

Un corazón que se encalma hasta el fondo para Dios como
Él quiere,
es tocado por Él con gusto: es su tañido de laúd.

Y agregó: "El tañido de laúd de Dios: eso es Mozart".
Petzet, Heinrich Wiegand, Encuentros y diálogos con Martin Heidegger (1929-1976), Buenos Aires: Katz, 2007, p. 29. 

César Hernández Delgado

Martha Lyda Marulanda Rodriguez




Martha Lyda Marulanda Rodriguez
~~♥~♥ VUELOS.(1)~♥~♥~♥

♥ Si al abrir tu ventana
en el amanecer frio,
ves que un pajarillo herido
cae moribundo en tus fuertes manos,
dale un beso y abrigalo
es mi suspiro de amor
envuelto en una hoja blanca
que te dice en la distancia
" amor te extraño"♥♥♥
                                                                         ☻~♥☻ VUELOS.(2)
☻ Una piedra no es lo que parece,
es un beso de amor ausente
que en el aire, en suspiros se enternece
y te grita con dolor "mirame, estoy presente".☻

                                                                                                       
                                                ♠♣♦ VUELOS. (3)
♠ La flor de tu tiempo
es la flor de mi herida,
la plenitud de tu sentimiento
es la primicia fresca de mi vida.♠

•◘○ VUELOS. (4)○◘•

◘El capullo timido de tu verso
es la raiz firme de mi poema,
la cancion de tu corazon
es la cruz de mi cordura.◘
◙¶▲ VUELOS. (5)▲¶◙

◙ Mientras mi piel se quema en pasion de infierno,
tu deseo hiberna adormecido
encogido en hostil y peresozo invierno,
me das las alas, para buscar el amor prohibido.▲
Martha Lyda Marulanda Rodriguez
Imagenes de  dead angel