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sábado, 7 de agosto de 2010

Twilight Soundtrack

Tócame,
quiero sentir
que vivo.
Bésame,
quiero morir
en tus labios.
Mírame,
quiero fundirme
en ti.
Ahógame,
en tu desnudo
pecho.
Lame mis senos,
quiero temblar
en tu boca de
fuego.
Bebe,
mi tierna húmedad,
sáciate de tu sed.
Piérdete,
en mi cuerpo,
en noches de lucero.
Embriágate,
de mi aroma de mujer.


S Flores, D Res Agosto 2010

Bach, Brandenburg Concerto #3, First Movement, Allegro

Todo me habla de ti,
abro los ojos y surges.

Sin buscarte, me tocas
absorbiéndome toda.

Me asombra tu delicadeza,
cuando tomas mis manos.

Tiemblo con tu mirada,
cuando me abrazas.

Todo me habla de ti,
apasionado amor.

Todo es vida,
rojo fulgor,
si estás junto a mi. !!


S Flores D Res Agosto 2010

Ennio Morricone - Chi mai

No...no...no puede ser todo en vano !!!
tantos nos amamos y para qué mi amor ?...
para irte de mi lado y quedarme tan sola...!!!
ay...no le perdono a la vida te haya arrancado de mi....!!!

No...no...no puede ser todo en vano !!!
tu amor me invade y me sumerge en su verbo...
tu ausencia me sigue por todos mis caminos...
estás donde otros no están, tus ojos....

Dime...dime....que no todo fue en vano !!!


S Flores, D Res Agosto 2010

El Violinista

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total. Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que [...]
Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.
Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa. El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.
La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto resquemor.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.
Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones.
Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría. El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: ” ¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!”. Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.
- Y tú, ¿cómo tocas el violín que te entregó la vida?…
La vida nos da a todos “un violín”. Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes.
Y tenemos libertad absoluta de tocar “ese violín” como nos plazca. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.
Los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría. Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.
La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

himno de Alzheimer