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miércoles, 14 de julio de 2010

Hay peor crisis ...que la del alma?, de Lucía Domínguez

A pesar de lo que he escrito, sigo creyendo por entero en las personas, en la humanidad.

Nos preocupa la crisis, ¿pero qué crisis? La crisis bursátil, la crisis económica,del turismo, de la construcción….


Todas ellas me parecen muy débiles casi irrisorias, ante la crisis que verdaderamente me preocupa y creo nos debe preocupar a todos.


Respeto, honestidad, compañerismo, comunicación, vergüenza, responsabilidad, convivencia, solidaridad, tolerancia, humildad……


¿Hay crisis más profunda que la crisis personal, crisis de valores, crisis de la sociedad en general? Y esta crisis no es una moda, no es flor de un día, no parece que sea pasajera, pues lleva con nosotros ya muchos años instalada. Otra cosa es que no lo veamos o no queramos verlo. Porque también puede ser eso, una estrategia, en este caso la estrategia del avestruz, meter la cabeza en un agujero y cerrar los ojos al mundo, cerrar las ventanas a la cruda realidad, no querer darnos cuenta de lo que en realidad está sucediendo lenta pero insidiosamente, como una gangrena, gangrena que va poco a poco destrozando la sociedad, insensibilizándola, endureciéndola y haciéndole mirar a otro lado, ante la pérdida de una serie de valores que de siempre han sido los pilares que han sustentado la sociedad y que podríamos enumerar, pero creo que es mejor reflexionar que enumerar, cosa que cualquiera puede hacer, reflexionar sobre ello, porque esos valores están todavía dentro de nuestras cabezas y de nuestros corazones. Aunque estén recubiertos de polvo y olvidados en el desván de nuestra mente, sólo es cuestión de pasarle un trapo y sacarle brillo.


Esto si que está en crisis profunda, que a veces nos lleva a no inmutarnos por nada, a que nada nos atormente, a que todo se arreglará, a que cada cual aguante su vela, a no meternos en la vida de los demás, a que nada sepan de mi vida aunque viva puerta con puerta. Y así podría continuar con una lista interminable de desaciertos y desatinos incomprensibles que nos abocan a que a nadie le importe si oye gritar a su vecina y pedir auxilio, o si vemos a unos niños insultando y pegando a otro en la calle, o que nos quedemos en meros comentarios superficiales y morbosos cuando un niño/a se tira desde un balcón, sin preguntarnos que implicación, que responsabilidad tiene la sociedad en general en esos hechos, que implicación tenemos nosotros como miembros de la sociedad en esos hechos, que podemos hacer para cambiar esos hechos. Reflexionando de forma adulta y madura y no escondiendo la cabeza como el avestruz una vez pasada la movida mediática del momento.


Ahora estamos muy afectados por la crisis económica, cuando la mayor parte de la población mundial sufre esta crisis continuamente, desde que nacen hasta que mueren. Corren chorros de tinta sobre esta crisis, infinidad de programas dedican todo su tiempo a la crisis por la que pasamos. Pero nadie habla de la “megacrisis del alma social” o alma de la sociedad, de esta sociedad en la que estamos inmersos, sociedad que está seca, que está muriendo poco a poco.


¿Y que será de ella cuando ya no tenga alma?


Cuando el alma colectiva ya no exista, cuando no tengamos ya ningún referente ¿Qué será de nuestras solitarias almas individuales? Pues sencillamente, cada una irá a lo suyo, será una guerra solitaria del ser contra el ser, ni padres, ni hijos, ni amigos.


No quiero pensar que sea así.... me niego rotundamente a ello....

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