Vengo.- 508.

Vengo de tu alto mirador, y como
perdido soñador sin esperanza,
tras un dolor de vértigos me asomo,
y mi alma al vacío se abalanza.

El cielo con su furia y su venganza,
me comprime con su pesado plomo,
se termino mi tiempo y mi bonanza,
peregrinó tu amor y me desplomo.

No existe una razón para el desprecio,
ni al amor se le impone una fianza,
que contra el desamor batalla el necio,

cuando a uno le retiran la confianza.
no se paga el querer, no tiene precio,
y el camino conduce a la añoranza.

César marzo del 2012.
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