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sábado, 5 de mayo de 2012






Dicen por ahí...

Dicen por ahí, que cuando te asalta la tristeza, vuelves a leer mis poemas, para llevarlos muy dentro de tu corazón como a una frágil leyenda, que calma, que da tibieza...
Dicen por ahí, que andas solitaria, por los campos, en compañía de un fiel caballo que te da todo su amor...
Dicen por ahí, que ya no crees en los humanos, que te han herido sin reparo, que sangras en silencio, cuando nadie ve tu llanto...
Dicen por ahí, que me recuerdas siempre, más allá de la muerte, me llevas prendida en tu espíritu, atravesando el universo con tus latidos, esos que se hacen débiles, cuando se mezclan con tus suspiros...
Dicen por ahí, que me necesitas, pero no me lo dices, tratas de evitarme, para que no vea tus débiles partes, pero yo también las tengo, y también por mis heridas dreno, por eso aunque no me lo comentes, si te hacen tan bien mis poemas, no dudes en leerme...
Dicen por ahí, que soy tu venda, tu alcohol y tu sanación, válgame Dios, que honor, poder ofrecerte en mis letras tanto pero tanto amor... Él será siempre el que cure todo dolor...
Dicen por ahí, que me sientes como parte de tu alma, y yo complacida de tenerte en mi vida, como una parte emotiva de mi poesía...
Dicen por ahí, que a través de mis letras me amas, como no has de amarme, si yo me brindo entera, en cada vocal, en cada consonante, como si fuera el último poema que escribiera... que te escribiera...

Raquel Norma Smerkin

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