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martes, 3 de agosto de 2010

Van Gogh, pintor postimpresionista, nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zunder, hijo de un pastor protestante holandés. Vivió la mayor parte de su vida en Francia y su obra influyó de forma decisiva en el movimiento expresionista. Desde su juventud demostró tener un temperamento fuerte y un carácter difícil que habría de frustrar todo empeño que emprendía. A los 27 años ya había trabajado en una galería de arte, había dado clases de francés, había sido estudiante de teología y evangelizador entre los mineros de Wasmes, en Bélgica. Sus experiencias como predicador aparecen reflejadas en sus primeras composiciones sobre campesinos, de las cuales la más conocida es la tosca y directa Los comedores de papas (1885, Museo Vincent van Gogh, Amsterdam, Holanda), uno de los diez únicos grabados que el pintor hizo a lo largo de su carrera. Oscuras y sombrías, a veces descarnadas, sus primeras composiciones ponen en evidencia el intenso deseo de expresar la miseria y los sufrimientos de la humanidad tal y como él los vivió entre los mineros de Bélgica. En 1886 fue a París a vivir con su hermano Théo van Gogh, que era marchante de arte, y allí se familiarizó con los nuevos movimientos artísticos que estaban en pleno desarrollo. Influido por la obra de los impresionistas y por la de grabadores japoneses como Hiroshige y Hokusai, comenzó a experimentar con las técnicas de la época. Más adelante adoptó los brillantes matices pictóricos de artistas franceses como Camille Pissarro y Georges Seurat. En 1888 dejó París y se trasladó al sur de Francia con la esperanza de atraer allí a algunos de sus amigos y fundar con ellos un Taller del Mediodía. Bajo el sol ardiente de la Provenza, pintó escenas rurales, cipreses, campesinos y otras características de la vida de la región. Durante ese periodo en el que vivió en Arlés, empezó a utilizar las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos relacionados con obras tan conocidas como La habitación de Vincent en Arlés y Noche estrellada. Son también de esta época Descargadores en Arlés y Les Vessenots en Auvers, ambas en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Para él todos los fenómenos visibles, los pintara o los dibujara, parecían estar dotados de una vitalidad física y espiritual. Logró contagiar su entusiasmo al pintor Paul Gauguin, al que había conocido en París, para que fuera a verle a Arlés. Menos de dos meses después empezaron a tener violentos enfrentamientos que culminaron en una pelea en la que Van Gogh, fuera de sí, amenazó a Gauguin con una navaja; esa misma noche, sumido en un profundo remordimiento, Van Gogh se cortó parte de la oreja. Estuvo internado durante un tiempo en un hospital de Arlés y un año en el manicomio de Saint-Rémy, situado en esa misma región. Durante ese periodo siguió trabajando entre los varios ataques de locura que sufrió. Más tarde pasó tres meses en Auvers bajo la atención de un médico cordial y comprensivo, cuyo retrato pintó (El doctor Paul Gachet, 1890, Museo de Orsay, París). Inmediatamente después de acabar su inquietante Cuervos sobre el trigal (1890, Museo Vincent van Gogh), se disparó un tiro el 27 de julio de 1890 y murió dos días más tarde. Las más de 700 cartas que escribió a su hermano Théo (publicadas en 1911) constituyen un documento extraordinario sobre la vida de un artista y su producción, de una abundancia inusitada: cerca de 750 cuadros y 1.600 dibujos. El pintor francés Chaïm Soutine y los pintores alemanes Oskar Kokoschka, Ernst Ludwig Kirchner y Emil Nolde deben más a la obra de Van Gogh que a ninguna otra influencia. En 1973 fue inaugurado en Amsterdam el Museo Vincent van Gogh, que contiene más de mil pinturas, dibujos y cartas del artista.

Van Gogh, pintor postimpresionista, nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zunder, hijo de un pastor protestante holandés.  Vivió la mayor parte de su vida en Francia y su obra influyó de forma decisiva en el movimiento expresionista. Desde su juventud demostró tener un temperamento fuerte y un carácter difícil que habría de frustrar todo empeño que emprendía. A los 27 años ya había trabajado en una galería de arte, había dado clases de francés, había sido estudiante de teología y evangelizador entre los mineros de Wasmes, en Bélgica. Sus experiencias como predicador aparecen reflejadas en sus primeras composiciones sobre campesinos, de las cuales la más conocida es la tosca y directa Los comedores de papas (1885, Museo Vincent van Gogh, Amsterdam, Holanda), uno de los diez únicos grabados que el pintor hizo a lo largo de su carrera. Oscuras y sombrías, a veces descarnadas, sus primeras composiciones ponen en evidencia el intenso deseo de expresar la miseria y los sufrimientos de la humanidad tal y como él los vivió entre los mineros de Bélgica.
 
    En 1886 fue a París a vivir con su hermano Théo van Gogh, que era marchante de arte, y allí se familiarizó con los nuevos movimientos artísticos que estaban en pleno desarrollo. Influido por la obra de los impresionistas y por la de grabadores japoneses como Hiroshige y Hokusai, comenzó a experimentar con las técnicas de la época. Más adelante adoptó los brillantes matices pictóricos de artistas franceses como Camille Pissarro y Georges Seurat.
 
    En 1888 dejó París y se trasladó al sur de Francia con la esperanza de atraer allí a algunos de sus amigos y fundar con ellos un Taller del Mediodía. Bajo el sol ardiente de la Provenza, pintó escenas rurales, cipreses, campesinos y otras características de la vida de la región. Durante ese periodo en el que vivió en Arlés, empezó a utilizar las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos relacionados con obras tan conocidas como La habitación de Vincent en Arlés y Noche estrellada. Son también de esta época Descargadores en Arlés y Les Vessenots en Auvers, ambas en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Para él todos los fenómenos visibles, los pintara o los dibujara, parecían estar dotados de una vitalidad física y espiritual. Logró contagiar su entusiasmo al pintor Paul Gauguin, al que había conocido en París, para que fuera a verle a Arlés.
   
    Menos de dos meses después empezaron a tener violentos enfrentamientos que culminaron en una pelea en la que Van Gogh, fuera de sí, amenazó a Gauguin con una navaja; esa misma noche, sumido en un profundo remordimiento, Van Gogh se cortó parte de la oreja. Estuvo internado durante un tiempo en un hospital de Arlés y un año en el manicomio de Saint-Rémy, situado en esa misma región. Durante ese periodo siguió trabajando entre los varios ataques de locura que sufrió. Más tarde pasó tres meses en Auvers bajo la atención de un médico cordial y comprensivo, cuyo retrato pintó (El doctor Paul Gachet, 1890, Museo de Orsay, París). Inmediatamente después de acabar su inquietante Cuervos sobre el trigal (1890, Museo Vincent van Gogh), se disparó un tiro el 27 de julio de 1890 y murió dos días más tarde.
 
    Las más de 700 cartas que escribió a su hermano Théo (publicadas en 1911) constituyen un documento extraordinario sobre la vida de un artista y su producción, de una abundancia inusitada: cerca de 750 cuadros y 1.600 dibujos. El pintor francés Chaïm Soutine y los pintores alemanes Oskar Kokoschka, Ernst Ludwig Kirchner y Emil Nolde deben más a la obra de Van Gogh que a ninguna otra influencia.

    En 1973 fue inaugurado en Amsterdam el Museo Vincent van Gogh, que contiene más de mil pinturas, dibujos y cartas del artista.
 

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