Puedo escuchar el eco de mi voz,
se acerca desde lo más alto,
cae acompasado mi grito,
se desploma,
transformado en dulce inspiración.
Ya no delira en estallido su pronunciación,
ni se apagan los latidos
que ensombrecían a mi corazón,
resucitan mis emociones,
ya reciben mis pulmones
el auxilio de tu respiración.
Aliento contra aliento,
fuego contra fuego,
el alma entra en ebullición.
Siento como me acaricia el viento,
el mismo que transformó mi voz
de agudo quejido aletargado,
en declaración de amor.
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