Maldita musa la mía
Cada vez que llegas sin anunciarte hasta mi estancia
desnuda y sucia, despeinada
sin vergüenza alguna
acariciando mis tristezas y ternuras
desarbolas la quietud que llevo entre la clavícula y mis muslos
creando oleadas lascivas entre mi letargo y el cansancio en plenilunio
Aun guardo los pedazos del cristal azul que me quebraste
aquella vez que sin piedad entre tu vientre y tus piernas me acorralaste
libaste de mi boca lo que quedaba de mi alma en congoja
satisfaciendo la lascivia que envenena tu verdad y osadía
esa matriz traicionera y tus malditas albricias
Hoy llegas de nuevo hasta el dintel de mi cuerpo añejo
llegas hasta mis puertas arrastrándote por los vahos y el estiércol
osando que abra nuevamente en mi piel para ti una grieta por donde en mis venas te sumerjas
para dejar en mi torrente la bacteria infame de tu tristeza muerta
Mírame entonces y búrlate de mi como haces siempre
es que por mas que lo intente siempre termino de rodillas ante ti
de bruces en el suelo y besando tus arcos con mi frente
dejándote que me ultrajes lentamente e inclemente
Es como si disfrutara de esta codicia tuya enfermiza y malsana
como si me creciera en la pasión de tu entrepiernas y en mis sábanas blancas
mientras me alimento de la nostalgia que tu vulva agónica desencadena
antes de que nos bese el alba
Viento Serena
(Lala©2012) —
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