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lunes, 18 de junio de 2012






Cruzo mis manos...

En la quietud de esta emoción, cruzo mis manos, como dando respuesta al amor que siento, te cruzo el alma, con mi lamento, mitad deseos, mitad espíritu y elevación...
Cruzo mis manos, las dirijo hacia Dios, para que comprenda, aunque sé que todo lo sabe, necesito dirigirme a Él, porque en mi vida es el factor clave de toda mi existencia... No soy devota fanática a su presencia, ni paso las horas en templos ni iglesias, pero sí lo tengo como sendero de luz, como derrotero de vida, que da sentido a mi accionar, todos los días... Cruzo mis manos para acapararlo en mi pecho, sentirlo vibrar muy dentro, y entregar de mí, lo mejor que tengo, y mejorar lo peor que soy...
Cruzo mis manos, como muestra de admiración, como sublime emblema de mi concepción, porque me costó mucho entender todo este devenir del universo, todo este transitar de distintas vidas, por estas tierras malheridas... Ahora creo entender un trozo de esta historia universal, creo entender más que ayer, un poquito más, porque aunque no entienda su totalidad, llegué al punto álgido, al replanteo de lo incierto y lo cierto, de la duda y la certeza, y en todo está Él, asintiendo con su sagrada cabeza, mi entender... que trasciende la consciencia porque todo, pero todo encierra, un amor profundo que le da motivo a la existencia...
Cruzo mis manos, y guardo silencio por un breve rato, es que Dios en este instante, se emocionó y me está mirando...

Raquel Norma Smerkin Roitman

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