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viernes, 27 de enero de 2012

Ella... tan callada. de Karla Stöker,


Karla Stöker. Derechos Reservados. 

Tan inmune a mis pisadas. 

 Tan frágil como el cristal.

 Tan sensible, como mar. 

 Ella... tan supersticiosa, una que va y viene como el viento, pasa, despeina , no obstante no dice nada. 
Que se aleja poco a poco cuando nadie le ve, haciendo de sus zapatos suaves almohadillas de gato.
Desprevenida, nadie la siente ir, nadie le ve venir. Tan tímida y a la vez un tanto agradable, distante...distante. 

 Ella... la que tiene labios carmesí, que se mira frente al espejo, jura y dice: No veo mi reflejo.
Practicamente es fantástica y a la vez, cuando le miro , veo sus ojos de forma extraordinaria. Pienso que ella, como mujer, tan pura, tan bella... merece que le amen. Porque a decir verdad, todos merecemos un poco de compasión. 

 Solía decirse que practicaba la brujería, pues verán que cada que la gente le conocía, caían todos como osos en la miel, tomando de sus lienzos , trazos, carbones y hasta un simple pincel. Le pintaban, le cantaban, hasta poemas de grandes escritores le recitaban.... 

 Ella... que tenía los días contados, uno, dos, tres, y medio cm de un lado. Creo que fue estupendo conocerla. Ahora voy por las plazas y a los cafés de mi ciudad, cada que encuentro a alguien conocido, oigo un: Y, ¿cómo está? 
Oigo su risa, y entre los espejos , verdes como el pasto; También veo en su pelo,  lo cenizo, lo impreciso, lo quemado...

Ella que ríe,
Ella que pasa,
Ella que es bella,
Ella que es casta... O eso, es lo que la gente solía decir. 

Ella... tan supersticiosa, una que va y viene como el viento, pasa, despeina , no obstante no dice nada. 

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