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domingo, 4 de diciembre de 2011

Karla Stöker



Bajo los párpados. de Karla Stöker

Karla Stöker. Derechos Reservados.

Tomando de nuevo esas bolsitas de azúcar, aquellas con las que logro darle sabor a mi café. Dirigiéndome una vez más como muchas otras a mi galaxia en donde las estrellas ya no pueden morir y quedar estáticas, en donde la electricidad  es la danza con la que se abren los famosos bailes de salón. Como cuando uno va por ahí viajando y ya siente que vuela, no lo sé; aun a mi me resulta extraño, cansado, pesado...
Quisiera saber que es lo que dice con exactitud el libro de diseño de papá, quisiera saber lo que precisamente mi hermana al cocer, siente, imagina, construye y vuelve a construir. Mis párpados con sueño llegan a saber que ya no es la hora de mantener esas puertas carne, esas puertas piel, las que con ganas abren y cierran, las que cubren todo nuestro ser. Sí, mis pápatos están ya cansados de escribir ésta noche, quisiera dormir, dormir es lo que deseo, quisiera soñar, pero no con el mismo sueño. Quiero bailar, aunque aun no aprendo. Dentro de mis dos profundidades marrones se ve la pantalla de la vida, lo que ha de seducirme y lo que me ha de provocar irritación, lo que va a aterrorizarme y quizás hasta enamorarme, las dos copas que llevo dentro de mí, estas que fueron dadas desde antes de nacer, han visto, visto entonces la vida pasar, por que ya no son horas ni tampoco días, tan rápido ya pasaron semanas y meses, noches y días.
Que no importa si aun tengo los dos o tal vez uno, que si son verdes o azules, marrones o grises, estas profundidades ven la vida pasar, por la luna, por el viento, por el mar, y aun así, creen que merece ser visto todo una vez mas. 


Lo lamento queridos lectores, pero lo escribí dando lo último de mí esta fría noche de diciembre. 

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