sábado, 28 de febrero de 2009 Su antigüedad se remonta a LaAnafe incluidos, germen de las casetas actuales. De ahí que indistintamente se le conozcca como traje de flamenca o de gitana. costumbre decimonónica de la mujer sevillana, a los primeros tiempos de la feria de Sevilla, donde acudían desde 1847 a la feria de ganado, las mujeres de los tratantes o comerciantes, muchas de etnia gitana y también campesinas que acompañaban a sus maridos y trasladaban la casa provisionalmente, con lonetas y el
Ellas vestían las cómodas batas de faena con su delantal, a las que se les añadía dos o tres volantes que con el transcurrir de los tiempos se fueron convirtiendo en moda que, además de la comodidad que aportaban, realzaban el cuerpo femenino dándole un toque de sensualidad que no conseguían con otras ropas, y ellos el traje corto campero.
|
Alfonso XIII en la feria acompañado de la aristocracia |
|
Traje popular convertido en seña de identidad |
Como el ocio hizo sucumbir al negocio y la feria perdió su apellido "de ganado", lo festivo engalanó aquella primigenia bata, obteniendo incluso el plácet de las señoras de alta alcurnia en la Exposición Iberoamericana de 1929. La profesionalización del flamenco actuó, por las mismas fechas, de forma paralela en la consagración de la vestimenta tradicional andaluza como vestuario propio del escenario.
Con el tiempo, aquella bata que comenzó siendo una prenda de cuerpo amplio, pasó a ser el "traje de feria" para grandes y pequeñas, familias acomodadas y humildes, no había distinción de clases ni edad, y su evolución ha ido paralela con el resto de diseños que se actualizaban con cada época.
Con el tiempo, aquella bata que comenzó siendo una prenda de cuerpo amplio, pasó a ser el "traje de feria" para grandes y pequeñas, familias acomodadas y humildes, no había distinción de clases ni edad, y su evolución ha ido paralela con el resto de diseños que se actualizaban con cada época.
Sevilla, como Andalucía, respira mestizaje. Su historia tradicional se funde con culturas llegadas desde lejanas civilizaciones. Y lo impregna todo, dejándose ver entre las telas y volantes. Este hecho llamó tanto la atención que las distintas clases de alta cuna comenzaron a copiar la indumentaria a partir de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. El traje de flamenca había dado el salto a formar parte de la moda.
Con el tiempo, lo que fue vestimenta local se extendió como traje de Andalucía y, como casi todo lo que desde aquí echa a volar, este bello y alegre traje se identifica en el mundo como “traje español”. Al traje de flamenca sevillano-andaluz le pasa como al caballo arábigo-andaluz, al baile por sevillanas, al flamenco, al gazpacho, al vino de Jerez, a la copla andaluza, que la generosidad andaluza ha permitido que lo etiqueten como les ha venido en gana o les llamen como procedente de donde nunca fue. No hay japonesa, australiana, californiana que no vea en el traje de flamenca el icono de la estética femenina de España llamándole traje español, por el contrario ninguna de esas que se visten de españolas con un traje de flamenca, nunca lo hicieron de lagarterana, valenciana o gallega.
Con el tiempo, lo que fue vestimenta local se extendió como traje de Andalucía y, como casi todo lo que desde aquí echa a volar, este bello y alegre traje se identifica en el mundo como “traje español”. Al traje de flamenca sevillano-andaluz le pasa como al caballo arábigo-andaluz, al baile por sevillanas, al flamenco, al gazpacho, al vino de Jerez, a la copla andaluza, que la generosidad andaluza ha permitido que lo etiqueten como les ha venido en gana o les llamen como procedente de donde nunca fue. No hay japonesa, australiana, californiana que no vea en el traje de flamenca el icono de la estética femenina de España llamándole traje español, por el contrario ninguna de esas que se visten de españolas con un traje de flamenca, nunca lo hicieron de lagarterana, valenciana o gallega.
| | |
Y es que de la misma forma, a pesar de que cada provincia de Andalucía tiene su propio traje típico local, es el traje de flamenca, también llamado “de gitana” el más utilizado y con el que se identifican más las mujeres andaluzas, de España y de la Humanidad que nos visita.
Si hubiera que definir brevemente al traje de flamenca (jamás “faralaes”, que así es como lo llaman los que se bajan del AVE), es que es el único traje regional de toda España que varia y evoluciona en función del tiempo y la moda. Es una vestimenta viva, cada año se renueva y se reinventa, se le añaden nuevos complementos y materiales y ya los hay para el día, la tarde o la noche.
Si hubiera que definir brevemente al traje de flamenca (jamás “faralaes”, que así es como lo llaman los que se bajan del AVE), es que es el único traje regional de toda España que varia y evoluciona en función del tiempo y la moda. Es una vestimenta viva, cada año se renueva y se reinventa, se le añaden nuevos complementos y materiales y ya los hay para el día, la tarde o la noche.
Una hechura clásica del traje es el llamado "cuerpo de guitarra", que realza indudablemente la belleza de la mujer: escote de pico, redondo o cuadrado, según las épocas, pelo recogido en moño para dar esbeltez al cuello, traje ceñido que se abre en las caderas y los volantes que imprimen al andar un aire más femenino y alegre. El traje va acompañado de distintos e imprescindibles complementos: mantones o mantoncillos, flores en el pelo, pulseras, zarcillos, peinetas, peinecillos todos en un ilimitado juego de combinaciones de colores y variantes.
Todos los tejidos valen para su confección: desde el antiguo organdí, el percal, al tergal pasado por el algodón, adornados con citas o tiras bordadas, de manga larga, corta o japonesa, largo hasta los tobillos, de lunares, estampados o lisos. Recargados o no de volantes, voluminosos, lacios, pero siempre buscando la comodidad, el poco peso y la facilidad de movimientos. |
Nuestro traje local, ya llamado regional, ni tiene un color obligado, ni siquiera una hechura definida con rigor. El frío de las marismas le pondrá manga larga y abril la señalará corta. Llegará al suelo o no, tendrá o no volantes según “lo que armita” y por supuesto, su Tela no se pesará como en algún sitio, su cantidad iré en función de la comodidad y la alegría o sobriedad que se pretenda.Nuestro baile por sevillanas exigirá conservar la medida y forma que impone su ritmo, y el traje obedecerá y se adaptará a los pasos que el corazón mande dar, a los quiebros que se apetezcan, a la expresión de los brazos y a la sensualidad del cortejo, pero nunca será molde de los pasos contados y aprendidos en academias, porque el traje de flamenca es el envoltorio de un sentimiento, de una identidad incombustible que el tiempo le hace crecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario