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viernes, 8 de junio de 2012

Mono - Pure As Snow



Beatrix de Karla Stöker, el Viernes, 8 de junio de 2012 a la(s) 4:01 ·
Karla Stöker. Derechos Reservados.

Nota: si usted lector, lectora, desea hacerlo puede escuchar el tema que escogí esta vez.
( http://www.youtube.com/watch?v=co5gy_2uOEY&feature=related )

Ensayo


Recostada dentro de una enorme caja de regalo, como si el mundo se fuese a acabar y ese hubiera sido el único refugio que ella había encontrado. Sumergida en sus pensamientos, los cuales la llevaban al naufragio , finalmente se ahogó de nuevo.
Muchos dicen que ella no tenía tiempo, pues se la pasaba en el jardín experimentando con las flores , haciéndolas azul turquesa y las 200 y tantas combinaciones posibles, nadie sabía su edad, en realidad, la edad suele decepcionar mucho, así que jamas la dijo. Siempre ahí, siempre sentada en esas sillas finas de madera que le habían llevado a arreglar, con su taza de té, siempre frío, pues se distraía tanto con el panorama ( sea cual fuese ) y durante horas no daba ni un sorbo.
Sus mejillas eran rosas en momentos de temperatura estándar y muy rojas cuando se trataba del abrazador calor de cada verano. Era de ella, la inspiración máxima del silencio, pues no hablaba más que de lo que le importaba, era educada aunque le aburría mucho la conversación denigrante y monótona que solemos tener los seres humanos. Había enviudado de su juventud y se había separado de su infancia, era como dicen por el mundo: la imagen perfecta.

Cuando se trataba de llorar, el día que ella deseaba se iba a poner un delineador negro entre los párpados y lápiz labial rojo, pues así creía que su felicidad llegaría, pasaron los días, las semanas, los meses hasta que se cumplieron años... jamas llegó. Aun así, seguía haciendo el intento de la pérdida total de escrúpulos hacía su incógnita persona. Sus ojos eran dos lanzas filosísimas que se hundían en dondequiera que ella los apuntaba, pues como su ático daba entrada a la luz de la luna y a una que otra noche con danza estrellada, ella siempre las veía, se soltaba el cabello, quebradizo, cenizo, sin mucho que admirar, pues el pelo nunca fue importante para ella- así fue, como se la pasaba... viendo el cielo, y hablando sola, sin compañía, sin nada. Le gustaba, pues antes bien, ella soñaba, reía sola, no le interesaba qué iban a decir los vecinos, los cuales eran tan entrometidos en todas las formas posibles.

-No tengo corazón.- se dijo una mañana. Pues de la desesperación de no escuchar latidos durante la noche, se dedicó a buscarlo,bajo las sábanas, entre su ropa, dentro de un zapato, al lado de las macetas, hundido en el horno, entre el polvo de su caja de regalo...

... Cuando la encontraron, supieron que era ella, era Beatrix recostada bajo esa caja de regalo, con espinas de rosas entre sus manos... Mejillas multicolor, ojos de lanza, cabello quebrado, un corazón puramente amargado.

Consigan azúcar para revivirla, y lo demás se lo dejo a la imaginación del lector.

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