Tengo mi puerta
abierta de par en par,
totalmente abierta,
mi mente amplia y serena,
la traspasa ya
y sin golpear.
Es que me permito
aceptarme, ser yo,
develar el ser que soy,
reconocerme en forma total.
Es una sensación inigualable
que me da tranquilidad.
Será que la vida
me dio la mano
como una gran amiga,
y me está indicando
que la primer puerta
que debe permanecer abierta,
es la que me conduce
a mi autoconciencia.
Entonces:
Me inclino ante mí
para fuertemente amarme,
y ante todo respetarme,
sentirme tal como soy
sin creer en sortilegios falsos,
caer ante mi rendida con emoción,
darme un fuerte abrazo
de sincera comprensión.
Después, relajada
al abrir los ojos
encontraré que en mi entorno
habrá un bello reflejo
de paz y amor,
vendrá de mis adentros,
de ese hermoso encuentro
con mi ser interior.
No son palabras vanas,
no son cuentos de hadas,
estamos escondidos
a veces acobardados,
tememos conocernos,
tememos mostrarnos,
pero cuando llegamos
vale la pena ese encuentro
en donde somos uno
con lo que somos y hacemos.
.
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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