Se cuenta de él que vio su sombra en el agua, que se enamoró y saltó al agua para abrazarla y que así se ahogó. Pero no es cierta esta historia, pues no se ahogó por caer al agua. Antes bien, tras ver en la naturaleza fluctuante de su cuerpo material su propia sombra, esto es, la vida que habita en el cuerpo, la cual es la última imagen del alma real, sintió el afán de abrazarla en tanto que propia, es decir, sintió amor por la vida que en ella habita y así se ahogó, pues quedó anegado en tanto que destruyó su alma real, lo cual es tanto como decir la vida que de forma real la correspondía. De ahí que también diga un dicho: "Temeroso de tu propia sombra".
Anónimo Vaticano, "Historias increíbles".
Incluido en la antología "Mitógrafos griegos", publicada hace pocos meses en la Biblioteca Clásica Gredos
No hay comentarios:
Publicar un comentario