(A MI MADRE Y MI PADRE)
de Luisa Margarita Garcia, el sábado, 12 de mayo de 2012 a la(s) 22:25 ·
Mamá, que dócilmente te llevó la muerte
ella supo que la estabas esperando
que aguardabas ansiosa su presencia
y no dudó en vestirse de aguinaldo.
Tú con el rostro tranquilo dijiste
sólo quiero reunirme con Eduardo.
Ella poseyó tu cuerpo,
donde copo de nieve se ha posado.
Tus manos como nunca cayeron
en reposo, estaban frías, muy frías
en mis manos y mi amor no pudo
devolverte el calor que la muerte
te ha quitado.
Te hablé, bajito,
para compartir contigo la tristeza,
no te vayas, te pedí, ya llega diciembre
sólo tienes que aguardar un poco.
No me oía, estaba en el silencio,
en el reino de la oscuridad
profundo agujero seco y triste
al que se llega sin más vuelta atrás.
No te vayas, grité y seguiste tu camino
estrecho poniéndole hielo a tu corazón.
Mamá, qué dócilmente te llevó la muerte
¿Olvidaste acaso mi esperanza?
¿Mis palabras no lograron darte la fuerza
de la lozanía?
¿no impulsaron tus frágiles huesos
a oponerse al tiempo,
al reptil que suave no se detenía?
¡Ya estás del lado de allá del cerco,
sin flores, sin ocasos, con la luz
que abandonó tus ojos
porque la muerte devuelve el solecito
que la vida roba traicioneramente!
¿Ya no hay guardián, agujas punzantes
en tus venas pálidas?
¿Vuelves a ser la muchachita
que habitaba un cuerpo enamorado?
¿Y él? Él, está allí?¿Quizá lo tocas?
¡No temas, él matará la araña,
no dejará que haga nido
donde antes hubo un beso
allí donde su nombre era una sombra!
¡Mamá, si ya querías dejarme de este lado
y aquí, lo sabes, las fieras se avalanzan tercas,
¿por qué no me llamaste antes
para cerrar con mi dolor la puerta?
LUISA GARCÍA
el día más triste de mi vida.
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