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miércoles, 1 de febrero de 2012

"Yo soy de mi amado, y su pasión lo obliga a buscarme." de Lala Garcia



El hombre como esposo y padre: Sacerdote del hogar

Para poder hablarle al hombre como esposo, padre y sacerdote del hogar, tenemos a dignificar a la mujer, como Jesús la dignificó y la honró.
La mujer fue diseñada con mucha dedicación y amor por Dios, esto ya lo hemos discutido antes. Fue creada para ser la ayuda idónea del hombre, la felicidad y el deleite del mismo, su compañía, su amparo y protección, tal cual dice Génesis 2:18 “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre este solo, le hare ayuda idónea para el”
Desde que el pecado entró en el mundo, la mujer ha sido blanco de ataques constantes para ser aplastada, es por eso que la tradición, la cultura y la sociedad no le han dado el valor merecido a la mujer.
¡Alabado sea Dios! Cristo dignificó a la mujer, devolviéndole su valor y su propia estima, al nacer de una mujer, ser educado y amparado por esta, (Lucas 1: 31).

Cuando Dios creó a la mujer, la creó con proyección de éxito, con igualdad y dignidad. En Génesis 2:22 dice que Dios sacó a la mujer de la costilla del hombre, no de la cabeza ni de los pies. La sacó de su costado para que le completara y no como un complemento. La creó para ser la ayuda idónea que todo hombre necesita y para que este la valorara, honrara, cuidara, sustentara, protegiera y amara como lo que ella realmente es, parte de él mismo.
Leamos la palabra en:
Mateo 9:20-22 dice lo siguiente: "En el camino, pasaron por donde estaba una mujer que había estado enferma durante doce años. Su enfermedad le hacía perder mucha sangre. Al verlos pasar, la mujer pensó: «Si tan sólo pudiera tocar el manto de Jesús, con eso quedaría sana.» Entonces se acercó a Jesús por detrás y tocó su manto. Jesús se dio vuelta, vio a la mujer y le dijo: «Ya no te preocupes, tu confianza en Dios te ha sanado.»
Y desde ese momento la mujer quedó sana."
Cuando Jesús vio a esta mujer encorvada y sus problemas se apiadó de ella. En su infinita misericordia, le dio la solución que esta necesitaba y sanando sus heridas, le devolvió su personalidad y el valor que había perdido. De ésta amorosa manera, Cristo enseña al hombre a amar y tratar a la mujer que Dios le ha entregado como esposa y madre. El deseo del Padre es y siempre ha sido, que todo hombre sea ejemplo de esposo, padre y sacerdote de su hogar; como su Hijo fue ejemplo de amor, renuncia, entrega y sacrificio por amor a su iglesia, (Efesios 5.25).
Hoy Nuestro Padre quiere hablarte a ti, varón de Dios.
Como hombre, esposo, padre y sacerdote de su hogar, tienes la mayor responsabilidad delante del Señor, de hacer de tu matrimonio, uno ejemplar, de ser un esposo y padre de familia ejemplar. Dios no te esta pidiendo algo que no puedas comprender, ni algo difícil de realizar, ya que Dios nunca pondrá mayor carga de la que podemos llevar. Jesús quiere ser el centro de tu vida, matrimonio y familia, para que puedas cumplir con el rol que te ha otorgado y para que tu vida se sienta realizada y en plenitud.
Jesús vio la necesidad de esta mujer encorvada, enferma, dolorida, avergonzada por su condición. En su inmenso amor, tomo su tiempo para mirarla a sus ojos, ver su necesidad, consolarla y darle la solución. Esta mujer representada en este pasaje bíblico, podría ser hoy tu esposa, esa que debe ser amada y cuidada; esta siendo desamparada.
En 1 Pedro 3:7 dice: “En cuanto a ustedes, los esposos, sean comprensivos con sus esposas. Reconozcan que ellas no tienen la fuerza de ustedes, pero que también a ellas Dios les ha prometido la vida eterna. Si ustedes lo hacen así, Dios escuchará sus oraciones." Quizás como jefe de hogar te estás preocupando mas por lo que le rodea, descuidando el amor, el cuidado, el amparo, la compresión que tu esposa necesita. A lo mejor en tus ocupaciones diarias, dejas de prestarle atención y de fijar tu mirada en ella y ver cual es la necesidad real de su corazón.
Querido amigo, Dios te entregó una mujer para que solo ella sea tu deleite. Para que de tu boca pueda escuchar sólo palabras de amor, de alabanzas y no reproches ni quejas. El desea que solo tu seas el gozo y la alegría del corazón de tu amada, para que ella pueda decir libre y honestamente: "Yo soy de mi amado, y su pasión lo obliga a buscarme." Cantares 7:10.
Tómate un momento y reflexiona en lo siguiente: ¿Cuánto hace que no le regalas un día solo para ella? ¿Cuántas veces la has dejado hablando sin prestarle atención? ¿Cuántas veces al día le das las gracias por ser tu esposa? ¿Cuánto hace que no le dices que la amas y necesitas? ¿Cuántas veces le has agradecido por su trabajo como ama de casa y por el cuidado de los hijos, por educarlos, porque estás muy ocupado y aun con tus hijos no tienes comunicación y quizás, les este faltando el buen padre, el amigo aquel que sabe lo que ellos necesitan, aquel los escucha, les aconseja, que los acompaña en el diario vivir, que les enseña el buen camino, aquel que acompaña a su esposa en su educación y en la guía de su crianza tal cual lo señalan las escrituras en Proverbios 22:6 "Educa a tu hijo desde niño, y aun cuando llegue a viejo seguirá tus enseñanzas."
El hombre, por naturaleza, muchas veces toma el trabajo como lo único y primordial que se necesita para ser esposo y padre de familia. Se olvida de todas las otras necesidades de su esposa y familia. Cree, erróneamente, que supliendo las necesidades es suficiente para lograr la felicidad de su familia. El hombre que tiene estos pensamientos, nunca podrá ser completamente feliz, ni podrá lograr que su familia sea una familia verdadera en completa unidad, armonía y felicidad.
Ya hemos dicho antes que Jesús es el centro de toda felicidad, pues si queremos un matrimonio y una familia feliz, El debe ser nuestro centro y tu, como sacerdote de tu hogar, debes hacerlo tu centro. 
En todo matrimonio, la esposa necesita lo siguiente:
 Un esposo que conozca sus necesidades y las supla
 Que mire su dolor y la consuele
 Que cuando esté cansada y débil, levante sus brazos
 Que mire su soledad y le acompañe
 Que cuando esta se equivoque, no la juzgue, le perdone
 Que cuando se levanten las tormentas, él sea su remanso de paz
 Que reconozca su necesidad de afecto y la cubra con su amor
 Que sea única y no la compare con ninguna
Como padre, tus hijos necesitan:
 Un padre en quien confiar
 Que antes de reprocharles, escuches sus razones
 Si es pequeño, que lo acompañes a jugar
 Que los controles sin sofocarles
 Que lo disciplines y corrijas con amor
 Que valore sus virtudes
 Que recuerdes que la vida es un proceso de cambios y que tu estás sujeto a estos cambios también
Como sacerdote, tu familia necesita:
 Un siervo aprobado de Dios de ejemplo y testimonio
 Que tus palabras estén sazonadas con la verdad y fundamentadas con la Palabra
 Que tu comunión con Dios sea genuina, real
 Que les suplas tanto en lo espiritual, como en lo material, dando énfasis en lo primero
 Que la enseñanza de Cristo sea tu forma de vida
 Que la palabra de Dios sobreabunde en tu corazón
 Que les cubras en oración diariamente
 Que la justicia y la rectitud sea tu forma de vivir
 Que los acompañes en el camino de la salvación
"Dios bendice
a quienes no siguen malos consejos
ni andan en malas compañías
ni se juntan con los que se burlan de Dios.
Dios bendice
a quienes aman su palabra
y alegres la estudian día y noche.

Son como árboles sembrados
junto a los arroyos:
llegado el momento,
dan mucho fruto
y no se marchitan sus hojas.
¡Todo lo que hacen les sale bien!"
SALMOS 1:1-3
El hombre de Dios debe honrar a su esposa y a sus hijos. Si dices ser un un verdadero varón de Dios, entonces honrarás a Dios honrando a tu esposa y a tu familia. Si quieres que te amen, respeten y honren, debes comenzar por hacerlo con ellos y sólo así recibirás el respeto de los demás y la honra del Padre como sacerdote de tu hogar y siervo de Dios.
Lala Garcia
(Lala2012)

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