Te despertaste en mí...
tenías los ojos clavados
en mi pecho,
es que intuíste cómo te sentía
tul respirar
muy cerca del alma mía...
Te despertaste en mí...
escuché como apenas
tus labios balbuceaban
mi nombre,
y pude observar
como tu piel se erizaba
mientras tus ojos se abrían,
para besarme intensamente...
para llenarme de ganas...
Oh qué bella mañana
amanecer contigo es
sentir que te atraviesa
una suave sensación
de paz y alivio...
Te despertaste en mí...
me percibiste mirándote,
y en sueños yo te acepté
junto a mi lado,
amándome, como suelen amar
los que no dejan de amarse...
Cierra tus ojos ahora,
que yo también los cerraré,
para recorrer la larga noche pasada
con nuestas miradas internas,
con nuestras miadas desde el alma...
Te despertaste en mí...
y ahora unamos nuestros espíritus
hasta que nos reclamen los muertos,
hasta que nadie nos vea
tan sumidos en nuestro sublime sortilegio...
Autora: Raquel Norma Smerkin Roitman
1.02.2012
Todos los derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario