ESTE POEMA PERTENECE AL GRUPO DE LOS QUE HE ESCRITO DESDE LA OPTICA DE UNA MUJER.
Ganaste a paso lento.
El camino escabroso.
Hacia mi sentimiento.
Conquistador silencioso.
Con unos detalles vivos.
Fuiste sembrando ilusión.
Te revelaste muy creativo.
Y contigo cedió mi corazón.
Franqueaste ágil mi puerta.
Hombre que me prometías.
Mentiras que parecían ciertas.
Tan solo si a ti me abría.
Y así te entregué mi mente.
Te dí todo cuanto guardaba.
Por ti fui otra mujer diferente.
Porque sentí que me amabas.
A tu lado viví de lo dulce.
Me diste un entusiasmo.
Las fronteras por ti crucé.
Me sacaste del marasmo.
En el que estaban mis días.
Acomodada a lo seguro.
Fue época de ordalías.
De atreverme a saltar muros.
Y de tu mano me atreví.
Por ti no había impedimento.
Por eso, siento que viví.
No importa si era solo cuento.
Porque un día te marchaste.
Susurrando un hasta luego.
Y todo cuanto me juraste.
Resultó ser sólo un juego.
Hombre malo que penetraste.
Con promesas y sueños.
Mi campo y lo sembraste.
Como mi rey y mi dueño.
Te perdono por mi bien.
También porque lograste.
Que viviera hasta el cien.
Aunque casi me mataste.
Derechos Reservados Héctor Gil De Lamadrid Orlando 2010
Prohibida la reproducción total o parcial,
por cualquier medio, sin la autorización del autor
Advierto a los administradores de FACEBOOK que no cedo mis derechos de autor. No acepto esos términos y condiciones. Ustedes están en la libertad de aplicarme el reglamento y tomar acción al respecto, pero les advierto contra el uso de este material sin mi consentimiento, conforme al Tratado de Suiza sobre derechos de autor.
Ganaste a paso lento.
El camino escabroso.
Hacia mi sentimiento.
Conquistador silencioso.
Con unos detalles vivos.
Fuiste sembrando ilusión.
Te revelaste muy creativo.
Y contigo cedió mi corazón.
Franqueaste ágil mi puerta.
Hombre que me prometías.
Mentiras que parecían ciertas.
Tan solo si a ti me abría.
Y así te entregué mi mente.
Te dí todo cuanto guardaba.
Por ti fui otra mujer diferente.
Porque sentí que me amabas.
A tu lado viví de lo dulce.
Me diste un entusiasmo.
Las fronteras por ti crucé.
Me sacaste del marasmo.
En el que estaban mis días.
Acomodada a lo seguro.
Fue época de ordalías.
De atreverme a saltar muros.
Y de tu mano me atreví.
Por ti no había impedimento.
Por eso, siento que viví.
No importa si era solo cuento.
Porque un día te marchaste.
Susurrando un hasta luego.
Y todo cuanto me juraste.
Resultó ser sólo un juego.
Hombre malo que penetraste.
Con promesas y sueños.
Mi campo y lo sembraste.
Como mi rey y mi dueño.
Te perdono por mi bien.
También porque lograste.
Que viviera hasta el cien.
Aunque casi me mataste.
Derechos Reservados Héctor Gil De Lamadrid Orlando 2010
Prohibida la reproducción total o parcial,
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