Tengo este equipaje que siempre cargo.
El de mi historia que dejó fuerte marcas.
Experiencias de mi vida, capítulos amargos.
Errores insensatos, pecados y faltas.
A la vera del camino he dejado afectos.
Corazones que quedaron como testigos.
Saben muy bien que no soy perfecto.
Algunos de ellos aún son grandes amigos.
Otras, las más, fueron esas golondrinas.
Jamás buscaron de mí un sentimiento.
Solo requirieron mi pasión y estamina.
Esas pérdidas, son las que menos siento.
No faltaron los sueños que pletóricos.
De entusiasmo y visiones de futuro.
Para al tiempo despeñarse en un risco.
¡Esos sí, que fueron golpes duros!
Como todo ser humano y sensible.
Cargo en una terma numerosos temas.
Todos ellos son los que hacen posible.
Que hoy funcione con mi propio sistema.
Mi sistema no es un misterio complicado.
Se reduce a que me aceptes como soy.
Si quisieras disfrutar con este amigo a tu lado.
Tienes que aceptar las cicatrices que cargo hoy.
Porque no me vendo como mercancía nueva.
Ni pretendo cambiar, ni crecer otra pulgada.
Solo sé que a tu lado mi espíritu se eleva.
Y traigo lo suficiente para que te sientas amada.
Así que este es mi equipaje completo, mujer.
Ni compro, ni obligo, ni mendigo amor.
Mas sé bien que si tú me llegaras a querer.
Tu vida y la mía llegarían de menos a mejor.
© Héctor Gil De Lamadrid Orlando 2008
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