Tu me mueres de casta y de sencilla,
estoy convicto amor, estoy confeso
que robador intrépido de un beso
yo te libé la flor de la mejilla.
Yo te libé la flor de la mejilla
y desde aquella gloria, aquel suceso
tu mejilla, de escrúpulo y de peso
cae deshojada y amarilla.
Miguel (Hernández).
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