Es tarde para desmanchar de sangre
los curtidos dedos del viento;
el idioma de tus ojos claros.
El agua se llevó hasta los cimientos
de un corazón hecho de cuarzo,
en un pecho abierto, corroído.
Solo sellado con los dedos cuarteados,
desgarrados.
Roto entre perdones y condenas.
El tiempo lo ha borrado todo,
excepto el sonido de tu voz en este intento
de vivir apenas entre cielo y fuego.
En esta lucha por salvar la luz
y cosechar a mano tu nombre
tejido en cada espino que me arrasa,
en cada palabra que lubrico.
Para que la vida viva,
para poder vivir al menos
como mariposa sobre una hoguera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario