Una mueca vacía en la cara de La Luna,
Un sardónico cometa fugaz
Copulando con un efebo sin luz
En la puerta del infierno…
¡Las estrellas bañadas de rutilante deseo
Son peces de plata que escaparon del mar
Para hacerse inalcanzables luceros!
Y la noria sube y baja,
Manos llenas de lluvia
Y al instante…
Tierra entre las uñas.
Y un vértigo que eyacula
Cristales pétreos
Y miedos clavados en la nuca.
Y ante mi…
Un cigarro que vomita
Absorto, indiferente,
Volutas que dibujan el contorno
Evanescente de tu recuerdo.
¡Y entre mis labios quisiera arrancarle
Ese último suspiro
Antes de que solo seas ceniza entre mis dedos!
.
Un café apurado hasta sus posos
Con el trasgresor sabor del placebo,
Irrespetuoso adormecedor
De los instintos en letargo.
Y un teclado que inicia
Y nunca termina
Monocordes pensamientos vanos.
¡Enloquece el poeta
Cuando la palabra tiene la sonrisa
De una puta casquivana y sin precio!
Y al lado…
Ese lecho vacío
Que el mar te hizo entre sus olas
Para que durmieras entre sábanas de espuma,
Y una cornucopia derramando entre tus labios
Frutos de redención y pecado,
¡Veneno de mi cordura!
Gira, y gira,
Sube y baja la noria
Entre el cielo y el infierno,
El dolor y la gloria,
Y con un vómito de esa nada
Que tiene sabor de muerte en mi garganta
Proclamo,
Que amarte…
¡Es el sueño eterno de la locura!
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