Oscurantismo
Guardando lo que me queda de carnes entre las piedras de mi condena
tras las esfinges de la niebla
bordando mi lengua con los zafiros de un poema
dilato el útero de este verso que grita mientras pare lo que quema mis entrañas y aliento
Maldigo la hora en deshonra en la que la musa se declaró pía, limpia e inconclusa
dejando a un lado su diatriba
manchando con su sangre mora la nostalgia que la cicatriza
a la vez que pintó con carmín morado la mueca en las caderas de un dilema
Sombra pérfida y perdida que cabalga en la espesura de un virgo sin cordura
arrasando con los latidos de una vulva en andadura
Luna menguante y taciturna que manosea la ambrosía de quien la enerva mientras la encumbra
y con su lengua
liba la hombría de la niebla y la penumbra
Consortes endiosados en las cortes del ocaso
acribillando con sus garras las malicias de los imberbes del Parnaso
mientras cavilan al despuntar el alba
en busca de un poema sin luz ni alma
y yo quedo quieta, inmóvil e impávida
esperando que el numen se regrese a la estancia
Viento Serena
(Lala©2012) —
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