Seguidores

lunes, 13 de febrero de 2012


Lala Garcia
En proceso
Hace tiempo que no vengo a ustedes, no porque no quisiera al contrario, siempre les tengo presente. La verdad es que estaba y estoy en periodo de recuperación aun y no estaba lista para escribir esto que les traigo hoy. Se que ustedes van a entender mas que bien el porque del retraso y van a perdonar el mismo.
¿Cómo empezar? 
Bueno, todas ustedes saben que soy paciente bipolar, que hace par de años atrás no sólo estuve recluida varias veces por mi condición sino que por la misma estoy pensionada ya que mi condición puede exacerbarse cuando estoy bajo fuertes presiones las cuales no puedo manejar. Saben además que como parte de mi tratamiento, mis médicos me aconsejaron escribir lo que sentía y pensaba, pues para mi escribir es la mejor herramienta para canalizar lo que experimento. Así salió mi libro, Diario de una Bipolar, pero no es de esto lo que quiero hablar hoy con ustedes.


Desde un tiempo acá estoy manejando o tratando de manejar fuertes impresiones que me han estado "visitando", unas hermosas por demás, como mi vida con Aristarco, los logros de mis hijos, los libros, mi nieto... Otras sin embargo, no puedo decir que sean lo que siempre quise, pero si lo que me busqué, porque siendo honesta conmigo misma, uno tiene lo que se busca, nada mas ni nada menos. No pienso victimizarme pues estuve parada donde elegí, si no salió como esperaba, es cuestión de recalibrar y seguir el paso. 


Hoy, me encuentro frente al espejo de una decompensación o exacerbación de mi condición. Había dicho que mantendría esto bajo las mantas de los cercanos, mas estaría siendo injusta con ustedes, quienes siempre han estado aquí, además de hipócrita, pues nunca he ocultado mi vulnerabilidad. Este próximo miércoles comienzo mi nuevo tratamiento con mis doctores. Estaremos trabajando algunas áreas que tengo que fortalecer para evitar la caída, pues aun estoy en posición de poder evitarla. 


Queridas mías, no quiero se preocupen por mi, este no es el fin de esta nota, al contrario. Mi genuino interés es el que se miren en mi vida, que aprendan de mis caídas. No, para nada es malo confiar en quienes te rodean, pero un grado de malicia y astucia nunca nos viene mal. Debemos cuidarnos de las adulaciones y de las palabras vacías. Siempre dentro de nosotras hay un "botón de pánico" que nos alerta de estas cosas, aun cuando decidimos obviar las señales. También tenemos gentes que nos tratan de sacudir para que despertemos del letargo, escuchemos lo que nos dicen y estemos apercibidas.


Es muy cierto que estoy en el filo fino de una "caída libre" y de llegar la misma, la abrazaré sin temor, pues a diferencia de hace años atrás, no sólo se de donde proviene este golpe sino que a mi lado está mi esposo, quien no me dejará sola en este resbalón y hará todo porque este sea menos tortuoso. Mis hijos están mas que pendientes y mis hermanas escogidas no me sueltan. Además, se que ustedes tampoco me dejarán.


Aprendí, con dolores y lágrimas amargas, aprendí. Soy responsable si, de haber confiado en quienes creí conocer, de haber dado mas de lo que podía, de defender causas que no me competían, de descuidar mi salud por lograr sueños que no soñé, de callar cuando tuve que haber hablado para defenderme, de aguantar atropellos por evitar confrontaciones, de ocultar mi verdad por evitar que las mentiras ajenas dolieran a quienes nunca pensaron en mi bienestar... Mas no digo más. Yo soy responsable de esto, mas no de lo que ellos y ellas son responsables. Seguiré como siempre mi vuelo, y me disculpan al usar este término, pero este es mi vuelo, el mío. Vuelo de águila que comienza a emplumar de nuevo, pues no me conformo con volar por debajo de las nubes. Yo vuelo acariciando el rostro del cielo.


¿Qué queda? Queda el anhelo de levantarme y las fuerzas para lograrlo. Queda un perdón en mi corazón tatuado y un proceso de sanidad para restaurarlo. Queda una gaveta con todos los recuerdos y un tiempo para hacer limpieza en ella y descartar todos los entuertos. Queda un deseo inmenso de escribir mis procesos nuevos y dejar marcada unas huellas que aunque cansadas, se harán mella en la vida de alguien al leer mis recovecos. Queda una vida llena de realidades por delante y un amor por ella, que me lleva a enfrentar la hermosura de estar viva con todo y sus pesares.


Y cómo le dije a Abi: ¡pa' lante mi niña, que atrás no quedan ni los perros!


Viento Serena
(Lala®2012) 

No hay comentarios: