El árbol en otoño
Venís a sacudirme,
Imbéciles, preciso en el momento
En que en un inefable arrobamiento
Iba ya a sumergirme.
Jamás un sobresalto tan fatal
En mi vida he sentido;
Mi sueño de oro, mi ideal
¡Se me ha desvanecido!
Con vuestras torpes trompas de elefante
Me queréis husmear, sin previo aviso.
¿Más cortés no sería y más galante
Solicitar primero mi permiso?
Del susto os he arrojado la corteza
De mis frutos de oro en la cabeza.
Friedrich Nietzsche
No hay comentarios:
Publicar un comentario