¡ qué bien recuerdo esa hora ¡
Estaba esperando a una amiga
mientras tomaba una copa
en un bar .
No se presentó mi amiga
pero en un rincón del bar
sentado estaba un hombre
guapisímo que no apartaba
sus ojos de los míos.
Al cabo de un rato se acercó
al lugar donde yo estaba
y de tanto mirarnos se
produjo tal excitación
que perdimos el control.
Nadie podía vernos
. Pero tanto
nos habíamos excitado
que fuímos incapaces de
cualquier precaución.
Subimos las escaleras
con la ropa a medio desabrochar
no era mucho lo que llevaba
puesto porque era el mes
de agosto y no había
necesidad ya que el
calor era asfixiante
Placer de carne entre
la ropa entreabierta
presencia fugaz de
nuestros cuerpos desnudos
han pasado varios años y
lo he plasmado en este
poema para que siempre
perdure en mi memoria
Mercedes Pastor
26 enero 2012
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