Espero esa noche reveladora, sé que se darán mis grandes verdades, del bien y del mal, sin más que el fluir del sentimiento,
cuando no me harte más de mi misma, y ponga las cosas en su justo lugar... Perder una partida no es quedarse desprovista, es seguir tratando de ganarle a la vida esa batalla que te incita a superar, cada uno de los miedos que acobardan la rutina, cada una de las flores muertas que ya no perfuman más...
Llegará sola, sin que la llame a mi memoria, entonando en mi alma la armonía de mi historia, adentrándose en el callado interior de mis pupilas que buscarán desesperadas, la razón que me llevará a seguir en esta vida...
Me aferro a esa noche reveladora, porque sé que allí estará mi cura, esa sanidad que necesito para seguir reconociéndome en cada temor, en cada pregunta, en cada lágrima que humilla mi valor...
Cuando tenga la oportunidad de enfrentarme conmigo misma, será porque sacaré las prendas viejas que no sirvan del ropero grande en donde almacené pasados rezgados, sin firmes costuras, con muchas heridas... Renovaré mis atuendos para empezar de nuevo a sentir la vida desde dentro, sin importarme si hoy mismo termina, o si falta mucho o si no me sobra tiempo... Basta dice mi alma de maniqueos enfermizos, mi corazón se alarma de tanto latir por algo que no se dijo, que no se pronunció ni siquiera en el espíritu...
Noche renovadora, eres la esperanza que me queda para lavar mi alma de tantas falsas quimeras que me atormentan, de tanto mal incalculable que me hace daño, aunque yo no quiera...
Me plegaré a tu oscuridad, para buscar la luz y no salir de ti jamás, que tu lumbre me sirva para renovar cada anochecer esta alma mía que no deja de temer fallecer...
Noche reveladora, te busca mi ser, te añora mi espíritu, mi alma te persigue hasta el infinito, ayúdame a creer y crecer...
Autora; Raquel Norma Smerkin Roitman
27.01.2012
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