Desde las sombras
rozando tu piel opaca
el alba te tomó prestada,
apenas pudo la aurora
dibujarte una blanca mancha,
que se borró por la noche,
mientras acariciabas
las sábanas blancas.
Pasó como un rápido sueño
que las estrellas contabas
hasta que te quedaste sóla
con el cielo
a tus espaldas.
Lloraste caudales de ríos
que por tu alma pasaban,
era el llanto que desde niña
tu timidéz atesoraba.
Escapaste una mañana
de las garras oscuras
que con largas uñas
querían herirte
cual malvada bruja.
Fue una cruel pesadilla
de la que volviste
a la vida,
tus ojos no son los mismos,
tu mirada mansa murmura
que has pasado la prueba
de sortear a la locura.
Ahora te recuperas
con los sentimientos nuevos,
quieres que todos sepan
que el odio quedó lejos.
El lidear con tu simiente
te ha delineado en tu esencia,
luchaste por quedarte encendida
las sombras te apagaban,
pero luego
partieron sin tu vida.
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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