Fernando Alonso Barahona
Cuando llegaba la noche, antes de dormir, le gustaba contemplar durante un buen rato las fotos de su colección : estrellas fascinantes del cine de los años treinta y cuarenta , imágenes de héroes de fantasía dibujados sin embargo con un trazo tan auténtico que se dirían reales , Moisés , Rodrigo Díaz de Vivar, Davy Crockett, Robin de los Bosques .....Los cromos eran de colores brillantes y a la luz de la lamparita de su mesilla reflejaban hermosos destellos.
Pero aquella noche Roberto estaba inquieto, esperaba una llamada importante y para no distraer ni un momento había dejado sobre la cama su teléfono móvil después de asegurarse que el sonido se encontraba en su tono máximo .
La casa es tan solo un pequeño apartamento, alquilado seguramente, y situado en las afueras de un diminuto pueblo de la sierra madrileña . El mueble del salón es de madera oscuro y le da un extraño y atractivo aspecto de antigüedad. La estancia está presidida por un cuadro original pintado al óleo ;representa un bosque nocturno, casi tenebrista, iluminado por unas estrellas fantasmagóricas . Tal vez si se mirara con atención se podrían descubrir entre los trazos del pincel la huella de algún duende , de alguna hechicera de la noche . Aparte del salón no hay más habitaciones que el pequeño dormitorio , el diminuto cuarto de baño y la cocina en la que apenas cabe de costado una persona .
El silencio es espeso, Roberto agudiza su oído tratando de captar alguna señal ....¿ y si llamara él en lugar de aguardar ¿....pero no , Susana le ha dicho que espere , ella se pondría en contacto en cuanto le fuera posible y le contaría las novedades. Pero es ya muy tarde, no hay luz en las calles ...¿ y si ha sucedido algo imprevisto ¿.....
No...es mejor esperar . Roberto trata de respirar serenidad pero su corazón se agita inquieto, incapaz de permanecer tranquilo . El móvil continúa en el centro de la cama, como si sobre sus escasas dimensiones gravitara en aquel instante toda la vida de su alrededor .
La luz de la mesilla reluce tímida en el cuarto , no es tiempo de pensar, ni de abrazar los recuerdos, tan solo resta escuchar al sonido de una llamada , tal vez la esperanza, seguramente la consecución de un sueño ...¿ quien puede saberlo salvo sus dos protagonistas ¿ .
De repente le bombilla de la lamparita tiembla , se escucha entonces por fin la música del teléfono móvil que a un tiempo aquieta y sobresalta.
Entonces surgió una poderosa luz blanca que inundó todo el lugar, hasta el último de sus rincones . Deslumbraba los ojos pero desprendía una tranquilidad infinita .
Después vino la nada .
(.........)
Susana trataba de recomponer su melena pelirroja agitada por el viento. Arropó a su hija, una niña de cara sonrosada que dormía profundamente y se dirigió hacia la gran pantalla de la televisión . La película había terminado y el DVD mostraba el menu de inicio. Apretó entonces uno de los botones y las
imágenes volvieron a la pantalla : las estampas , el bosque , el móvil, un hombre esperando.......
Susana sacó de su corazón una fotografía pálida y acarició una vez más su contorno .....
- “ Aún te espero , amor mío “- musitó con voz suave.
Guardó la foto, se tendió en la cama junto a su hija y cerró los ojos. Entonces todas las figuras y los objetos , toda la estancia con sus luces y sombras , volvió a convertirse en una prodigiosa y hermosa imagen blanca .
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